Las competencias de cada cual

CONFIESO que ha llegado a sorprenderme que, en la visita que se cursaron recientemente el presidente de la Xunta de Galicia y el del Gobierno del Estado, fuese este antes de aquel el que sugiriese una reforma del Estatuto de Autonomía, para ampliar las competencias autonómicas en materia de gestión de litoral.

Tambien se me hace difícil aceptar que quiera más capacidad decisoria en la materia una administración que, a lo que se le ha visto hasta ahora, se mostró más bien remisa a asumir los criterios restrictivos que, a mi modesto modo de ver, se requieren para la recuperación, primero, y preservación, después, de la primera línea de costa.

Los industriales vinculados al mar quieren sus instalaciones fabriles en la propia orilla. Los hosteleros buscan ahí el solar preferido para sus hoteles, terrazas y chiringuitos. Y las agencias inmobiliarias le ponen un precio extra a las edificaciones residenciales a pié de playa e incluso, aunque desde más lejos, con vistas al mar.

La presión meramente económica, sin requerimientos de contención alguna, sobre el espacio costero de litoral es muy grande. Tanto que, como digo, la actitud de una administración pública acerca de su gestión, hoy por hoy, no puede ser sino restrictiva. Policial, casi.

Pues bien, la Xunta de Galicia, hasta ahora, casi nunca se ha mostrado proclive a asumir una actitud pro activa acerca de la limitación del desarrollo de actividades puramente económicas en los espacios costeros. Al contrario: lo que más hemos sabido de ella es la demanda de asumir las consecuencias de actuaciones preestablecidas, llegando a considerarlas como derechos adquiridos.

Así, la recuperación de espacios litorales que, en su día, por ejemplo, fueron fruto de prácticas urbanizadoras puramente especulativas o industriales descontroladas, sería absolutamente imposible. Lo que ya está hecho, aunque sea mal, se traga. Eso: a lo hecho, pecho.

La Xunta de Galica, del PP, habría que precisar, incluso cursó abundantes reclamaciones al Gobierno del Estado para pedirle que relaje sus competencias sobre el litoral y afloje las presiones sobre la permanencia e incluso ampliación de instalaciones residenciales e industriales en la costa.

La reclamación de más competencias en esto por parte de Rueda parece, pues, la del zorro pidiendo cuidar de las gallinas. Y es que en esto, al presidente de la Xunta, al PP, quiero decir, le falta fiabilidad curricular.

No estaría mal, además, que hubiese empezado por decir para qué quiere la competencia que pide.

Quizá hasta yo pudiese cambiar de opinión.