Las vacunas del BNG
LA mayor parte de los políticos de nuestro país pasan mucho tiempo estudiando la realidad y los problemas de los ciudadanos para ver cómo poder servirles mejor. La cuestión es que en ese esfuerzo por pensar lo más idóneo, a menudo surgen todo tipo de ocurrencias. Entre las personas que se dedican a esta actividad, las hay creativas, las hay capaces de pensar ideas útiles y quienes que por mucho que se expriman el coco solo dicen chorradas. En nuestro Parlamento últimamente no parecen abundar las agudezas, sino más bien los arranques y lindezas de todos los tipos ideológicos, ensaladas de frivolidades, improvisaciones, guiños populistas y proyectos más orientados al impacto mediático que a mejorar la vida de la gente.
Néstor Rego, diputado del BNG en el Congreso, demostrando una sabiduría inaccesible para el común de los mortales, pretende ganar notoriedad política con sus ocurrencias y lo demuestra con su última genialidad, producto de la penúltima ventolera política. Ha registrado una proposición no de ley para instar al Gobierno a negociar la adquisición de la vacuna rusa Sputnik-V, la china o la Soberana 2 cubana para el COVID, como alternativa a las europeas para frenar el avance de la pandemia.
Hasta aquí curioso, pero en fin... Lo que realmente me causa estupor es que el BNG argumenta su propuesta en que se ha seguido una “estrategia insuficiente e ineficaz” en la adquisición por parte de nuestro país de las vacunas Pfizer-BioNTech y Moderna, sugiriendo que se ha hecho más por criterios “geoestratégicos que sanitarios”, por ser producidas en países pertenecientes al espacio OTAN y por farmacéuticas que “especulan con la salud y la vida de las personas”.
La justificación de la propuesta, más que esta en sí misma, convierte a este diputado y a su partido en unos iluminados que representan la quintaesencia de la actitud humorística. La risa que provoca no puede ser interpretada sino como respuesta a la incongruencia, al fanatismo y a la intolerancia del sentido común.
Los gobiernos están obligados a ofrecer a sus ciudadanos los mejores productos y servicios posibles, no los que convengan más a sus intereses estratégicos o a los de sus socios. Así, en materia de vacunas COVID, los criterios para decidir las que se deben adquirir se basan en las recomendaciones de la Agencia Europea de Medicamentos, que determina cuales son las más seguras y eficaces.
Néstor Rego debería estar más ocupado en hacer que se cumpla el pacto de investidura que suscribió con Pedro Sánchez, que anunciaba a bombo y platillo bonificaciones y rebajas de las tarifas de la AP-9, porque estas han vuelto a ser por cuarto año consecutivo las que más se han encarecido de toda España. Su ocurrencia de las vacunas roza el ridículo y manifiesta que olvida donde está y porque ha llegado hasta allí.