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Liderazgo público para la recuperación

    ¿CÓMO salir de la crisis? Esta pregunta ocupa desde hace ya un cierto tiempo múltiples foros de debate, en medios de comunicación, en espacios públicos y privados, en los cafés (que permite la pandemia) y en las redes sociales. Pregunta difícil que exige una respuesta trufada de distintos enfoques. Si hay alguna certeza es que de esta crisis y sus futuros impactos sólo se podrá salir con un fuerte liderazgo. Sin liderazgo el camino será más largo, más duro y, sobre todo, dejará a muchos atrás. ¿A quién corresponde ejercer ese liderazgo? En mi opinión, la recuperación de esta crisis, nacida de la pandemia, exige un triple liderazgo.

    En primer lugar, liderazgo público. Indiscutible. Los poderes públicos deben garantizar los derechos fundamentales de los ciudadanos, el Estado del bienestar por encima de todo y para ello, no sólo debe remover los obstáculos que lo dificultan sino abrir camino poniendo y garantizando las bases que construyen ese bienestar. Un liderazgo sólido y coherente con los principios y valores que deben presidir la gestión pública. Consciente de las necesidades de la sociedad actual, de que el futuro es digital y sostenible, pero también de que ese futuro no se construye en soledad desde las atalayas del poder, sino desde una visión compartida.

    En segundo lugar, liderazgo privado. En estos momentos en los que se ha vuelto a hablar de la colaboración público privada, en los que tenemos que familiarizarnos con un nuevo término: PERTE, Proyectos Estratégicos para la Recuperación y Transformación Económica, toca recuperar el papel del sector privado en la ejecución de las políticas públicas.

    Es necesario un fuerte liderazgo privado que nos ayude a superar las tradicionales polémicas entre lo público y lo privado, para entender que la colaboración público-privada es fundamental para avanzar, y que sector privado son grandes empresas, pero también, pymes y micropyemes, que crean riqueza, fomentan el empleo y dinamizan la economía.

    Y, en tercer lugar, liderazgo social. Imprescindible. Porque la sociedad ya no es la que era. La ciudadanía tiene y debe tener un papel activo en los procesos de toma de decisión, colaborando en el diseño del futuro. Es tiempo de gobierno abierto y de dar pasos a nuevas dinámicas de participación social. Es importante no confiar en los cantos de sirena que nos hacen creer que los fondos europeos Next Generation serán la varita mágica que nos hará salir de la crisis.

    El precedente en la ejecución de los fondos europeos ha demostrado que la cuestión no es disponer de fondos, sino saber y poder gestionarlos. Y para ello es necesario un cambio de filosofía y centrarnos en el cambio de las lógicas de poder centralizado para dar paso al poder distribuido, al empoderamiento ciudadano.

    Al Sector Público le corresponde tomar la iniciativa, pero no podrá hacerlo solo. Sólo con el triple liderazgo, público, privado y social podrá emerger un futuro más sólido, digital y sostenible, camino de convergencia fijado por la Unión Europea, por la Agenda 2030, pero sobre todo, fijado por lo más importante, el sentidiño. ¿A qué estamos esperando para unir fuerzas?

    No saldremos de la crisis ni conseguiremos un futuro mejor si no evitamos que, como siempre, lo urgente se lleve lo importante, sino tejemos alianzas, construimos puentes de comunicación y proyectos de futuro que permitan aparecer compromisos transversales, multilaterales, tal y como señala el ODS 17. Liderazgo compartido, ésa es la clave.

    20 dic 2020 / 00:00
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