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Lorena

Hay textos que, por su simplicidad y acierto, se nos quedan grabados e indelebles. Uno de los muchos que permanecieron ahí, desde siempre, en mi memoria, es aquél glorioso La sombra de Benito Pérez Galdós. El canario, en su primera descripción del curioso Doctor Anselmo, nos contaba de él que “Hacía grandes simplezas, era su vida una serie de extravagancias sin cuento y se atareaba en raras e incomprensibles ocupaciones no intentadas de otro alguno..., en fin, que era un ente a quien jamás se vio hacer cosa alguna a derechas, ni conforme a lo que todos hacemos en nuestra ordinaria vida...” Me imagino que, sin saberlo, estaba sintetizando fragmentos de personajes anteriores, y construyendo un arquetipo que sería válido en adelante. Un outsider, diríamos hoy. Alguien que va a su bola sin atenerse a normas cuadriculadas. Esto sería aplicable a muchos de los pobladores de la literatura universal. Muy en especial, a algunos muy radicales: los psicópatas. Éstos han marcado, y siguen haciéndolo, un sinuoso camino que conduce a aquello que tanto se ha nombrado: el Mal en estado puro. Lo hemos visto en ocasiones. No muchas. Cuando aparece, se convierte en algo físico, tangible. Algo que puede desasosegarnos, sí, pero que, además, puede ser mortal. ¿Recuerdan True Detective? Ahí estaba, contaminando todo lo que tocaba. Y hemos vuelto a verlo...

NORA ROY

Si: el Mal en estado puro existe, y no sólo en base a baremos religiosos. Se le ve, por ejemplo, en la novela Todos buscan a Nora Roy de Lorena Franco, que edita Planeta. Es un trhiller, pero que revienta las paredes de contención del género, convirtiéndose en algo que sobrevuela a cualquier tipo de intención clasificatoria. Hay varios protagonistas. Eva, que es tanatopractora (o sea: adecenta cadáveres) y sufre de amores y de presencias de la memoria familiar. Está la interesantísima Nora Roy, que, al parecer, ha asesinado a un médico y a la enfermera más ligada a él en un psiquiátrico en el que su familia la ha internado debido a una depresión profunda. Por cierto, que ha conseguido escapar de la escena del crimen ayudada por alguien y es buscada a lo largo de la narración por toda la policía del país. Está también Adrián, un musculitos que Eva conoce en una discoteca. Y están Natalia y Lola, amigas íntimas de la protoforense. Y Félix, un servicial camarero. Pero además hay un mundo subterráneo. Un enjambre de seres poderosos y desalmados que han hecho sufrir hasta lo indecible a un buen montón de jóvenes que, además, acabarán muriendo. Una trama compleja y durísima que les hará reconocer esa misma sensación desoladora de True Detective I. Formidable...

12 abr 2021 / 01:00
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