a instruir

EL Gobierno ha ultimado un anteproyecto ley de procedimiento penal que atribuye a los fiscales la instrucción de las causas. Cuando se le espetaba a Napoleón Bonaparte que era el hombre más poderoso de Francia, respondía que el hombre más poderoso es el juez de instrucción. Este modelo decimonónico ha llegado a nuestros días, y es el momento de cambiarlo. El juez debe convertirse en el garante de la instrucción criminal depositando en sus manos la decisión sobre todas las medidas más gravosas sobre los derechos fundamentales de los encausados. Los fiscales han de dedicarse a investigar y proporcionar los elementos necesarios para el enjuiciamiento bajo el control firme del juez.

No tengo ninguna duda sobre la profesionalidad de los integrantes del Ministerio Público, y que sabrán cumplir en estas nuevas funciones con los principios constitucionales de imparcialidad y legalidad. La estructura jerárquica y unitaria del Ministerio Fiscal no es inconveniente para que se actúe con rigor y al servicio de la acción de la Justicia, en defensa del interés público y en la procura del interés social.