Lugo, limpia y sostenible

Insomne, epíteto de las campanas, deambulo todas las mañanas a las cinco o seis de la mañana por Lugo, después de dormir siete horas porque me acuesto pronto. Con las calles recién puestas, sólo tengo la compañía de algún transeúnte con su perro o perra y personal de limpieza viaria. Puedo dar fe que se esmeran para hacer de Lugo una ciudad limpia, propia de su declaración como Patrimonio de la Humanidad. Los camiones con barredoras, los que limpian los bordillos y quienes emplean aspersores se curran su trabajo.

Lugo es, por tanto, una ciudad limpia y sostenible. Este segundo adjetivo es un estribillo habitual en los discursos de la alcaldesa, Lara Méndez, que incluso creó un jardín botánico en As Gándaras. Pero el debate en Lugo está en la sostenibilidad del carril bici y en la peatonalización de la Muralla y otras calles.

El carril bici tiene más detractores que defensores, porque Lugo no es Dinamarca y la mayoría de los lucenses sólo ven en ello una pérdida de plazas de aparcamiento. La peatonalización en A Mosquera ya está consumada y obliga a desviar una gran cantidad de tráfico por San Roque, que difícilmente logra absorber. Pero BNG y PSOE van de la mano a la hora de defender la sostenibilidad, mientras el PP no tiene un criterio claro. Lugo, es, pues, una ciudad limpia y sostenible con un paseo fluvial enorme. Una ciudad H2O.