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“M. Sancho Quartet” en las “Matinais Clásicas” del Gaiás

    El “M. Sancho Quartet” cubre la jornada de las “Matinais Clásicas” del Gaiás- 12´00 h.-, agrupación que integral la clarinetista Marta Sancho, que dio vida a formaciones como el “Trío Kulmann”, el “Trío Erkel” y ha participado en las propuestas de la “O.S. de Vigo 430”. Con ella, la violinista coprincipal de la “RFG”, Anca Smeu, que pasó por la “O.F. Brasov”, de Rumanía, y fue concertino de la “O. Neuville”, de Suiza. El viola Timur Sadykov, miembro también de nuestra orquesta con procedencia de la “O. de Moscú”, de la “O.S. de la Radio Estatal Rusa” y de la “Radio de Bucarest. La chelista Alejandra Díaz, con credenciales en la “RFG”, fue Premio Carnegie Palmer, y finalista del Concurso Pau Casals. Estuvo en la “London S.O.”, en la “Metropolitan Sinf.” Y en la “Orheus S.” Tres obras en programa, el “Cuarteto para clarinete nº 1, en Si b M. K.317”, el “Trío de cuerdas en Si b M. nº 1 D. 471”, de F.Schubert y el “Cuarteto nº 1, Op. 2, en Mi b M.”, del sueco con raíces finlandesas Bernhard Henrik Crusell (1775-1838).

    Mozart en su idilio con el clarinete, el favorito entre los instrumentos de viento, resaltando en su catálogo obras excelentes y paradigmáticas: el “Quinteto con clarinete en La M. K.452”, el “Quinteto para clarinete, en La M. K. 581”, del otoño de 1789 o el “Concierto en La M. K.622”, capricho de buenos aficionados, obras que demuestran la exactitud técnica de las obras por la elección de un colorido sonoro propicio, su equilibrio y su sensibilidad. En la ópera, el instrumento tendrá un protagonismo calibrado a la hora de contribuir a la emoción de los personajes trazados, llegando a contribuir a imitar la propia voz humana. El conocimiento del clarinete, todavía infrecuente en la época, al menos en cuanto al protagonismo debido, le fue revelado al salzburgués gracias a uno de los colegas de logia masónica, Anton Stadler, hacia 1781. Antes del mentado Stadler, el clarinete, había sentado sus reales en la corte austriaca, de lo que darán fe las piezas compuestas en formaciones militares, pero de forma más bien tímida, antes de que los hermanos Stadler se decidiesen a concederle la importancia que recibiría, Diderot en La “Encyclopédie”, presentaba un clarinete con dos llaves, antes de que en 1776, se le incorpore una más.

    Franz Schubert con el ”Trío de cuerdas en Si b M. D. 471”, primero de los dos tríos de cuerda, los dos en idéntica tonalidad, aunque este quedará inacabado. Un único movimiento terminado “Allegro” y aproximadamente treinta compases de un segundo movimiento, “Andante sostenuto”, en Mi b M. Si el punto de partida, como dicen los Massin, está en la”Obertura en Si b”, no parece haber sido el trabajo sobre la sinfonía de la misma tonalidad, sí parece en cambio que este “Trío”, haya nacido directamente sobre el trabajo de la “Obertura”. La temática inicial del “Allegro” de este trío es muy próxima al “Allegro” de la “Obertura”. Este “Allegro” regularmente construido como un movimiento en forma-sonata, está escrito en un movimiento muy vivo. Ahora, como en la última de las sonatas para piano y violín del mismo año, se aprecia en ciertas intervenciones del violín, un deseo de alcanzar una expresión viril y dramática, y no solamente lírica, lo que confirma finalmente el desarrollo del presente movimiento. Pero Schubert sigue teniendo dificultades para no caer en las fórmulas “a lo Mozart”, como demuestra en el final del movimiento. Sin duda el autor renunciará durante bastante tiempo al género del trío o al cuarteto (habiendo sido los cuartetos algo habitual en sus composiciones infantiles), para no regresar a ellos hasta después de un largo silencio. La obra que nos afecta, es de septiembre de 1816.

    Bernhard Henrik Crusell con el “Cuarteto nº 1, en Mi b M. Op. 2”, obra editada en Leipzig en 1782, una composición para clarinete, violín, viola y chelo. Este músico autodidacta en sus orígenes, comenzó sus intentos con un miembro de la banda del Regimiento de Nyland y tendrá que esperar a Wallenstjerna, para que descubra su verdadero talento, quien le encontrará plaza como miembro de la banda militar de Sveaborg. En 1793, recibió el nombramiento de clarinetista principal de la Hovkapellet (Royal Court Orchestra), dirigida por su profesor el compositor alemán Abbé Vogler. El apoyo recibido en 1798, le permitirá residir en Berlín, que le facilitarán los estudios con Franz Tausch, que había fundado la escuela alemana de clarinetes y que prestaba mayor atención a la belleza del sonido a las cuestiones puramente técnicas. El traslado a Paris, en 1803, le descubrirá en magisterio de Jean-Xavier Lefèbre, mientras ampliaba en composición con Gossec y Berton. Ya en 1811, un nuevo traslado, esta vez a Leipzig, entablaría relaciones profesionales con la editora “Bureau de Musique”. Desde 1818 a 1837, se hizo cargo en el período estival de las bandas militares de Linköping, con la que haría arreglos de ópera de Rossini, Spohr y Karl Mª von Weber, Desde el año 1982, se celebra el “Festival Musical Crusell”, en Uusikaupunki (Finlandia), dedicado a instrumentos de viento, en una iniciativa de Jussi Särkka.

    04 jul 2020 / 01:27
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