Santiago
+15° C
Actualizado
sábado, 10 febrero 2024
18:07
h

Menos Globos, Caperucita

    SEGURAMENTE anoche (madrugada en España) se habrá celebrado la Gala de los Globos de Oro, ya saben, pero no creo que haya mucha constancia de ello, más allá de algunos tuits y cosas de ese jaez. Resulta que, por motivos varios, más allá de las restricciones pandémicas, los Globos han pinchado, o los han pinchado, y ya no interesan o parece que están malditos.

    Nunca he sido muy de estos eventos, incluido los Oscar, que han perdido fuelle y nivel, como gran parte de lo que rodea a las grandes producciones hollywoodienses, salvo alguna cosa. En general, por lo que sea, se ha jodido el Perú. Destruida la capacidad de los humoristas y capada la libertad de los guionistas todo empezó a convertirse en una especie de aguachirle mediático que no servía ni para una función de fin de curso. Algunos presentadores resistieron, contra viento y marea, pero finalmente lo mandaron todo al carajo, y llegaron las galas que ni siquiera tenían conductor, porque nadie se atrevía. En fin, un despropósito que, por otra parte, se veía venir.

    Por supuesto, todavía hay suficientes intereses en la industria y algunos litros de glamur mediático para mantener vivos a los Oscar, pero no descarten que todo termine desapareciendo un día, o que se entreguen por mensajero o por dron, como si fueran pizzas. Como todo está muy mal visto, o casi todo, es muy difícil no meter la pata en algo. Todavía hay momentos divertidos en los Oscar, pero con calzador, y en cuanto al interés de las películas cada vez cuesta más encontrar algo que no se vaya de inmediato con el viento. La parte de las celebridades se mantiene más o menos estable, con la alfombra roja y esas cosas, ya sea para alimento de egos o a beneficio de la industria de la moda. No me parece mal. Los Oscar produjeron grandes galas satíricas y neurasténicas, pero todo eso pertenece al pasado, incluso a un pasado remoto, al parecer extirpado de raíz por los nuevos tiempos luminosos.

    Pero los que han pinchado son los Globos, esa especie de pre-Oscar que marcaban un poco el camino de los grandes galardones, otorgados por las asociaciones de la prensa extranjera de Hollywood. Para algunos era una movida repetitiva, o redundante, pero, en fin, todo sea por las galas y los honores mediáticos, ese gran camelo de nuestro tiempo. Sin embargo, su final no se ha producido por desgaste ni nada parecido, sino que ha venido por “sospechas de malas prácticas” o “por falta de diversidad”, según leo, literalmente, en los papeles. Dicen que los Globos no han sabido adaptarse al viento contemporáneo, signifique eso lo que signifique. Vamos, que ese viento los ha llevado al suelo y ahora ya no parece cosa fácil volver a despegar. Esta es una edad propicia para poner plomo en las alas.

    Sin embargo, tiene su fuerza la idea de que los Globos hayan decidido seguir, incluso de una manera semiclandestina. La gala quedó reducida a la nada, o poco menos, al declinar la NBC su retransmisión. Al parecer, la mayoría de las celebridades también decidió no acudir, porque a quién le interesa un evento sin presentador, sin alfombra, sin glamur, sin televisión, sin...

    En el mismo hotel de Los Ángeles en el que se celebran desde hace 45 años (aunque esta edición es, nada menos, la 79ª), los que se reúnan en esta especie de encuentro secreto, irónicamente sin cámaras (oficialmente, al menos) en un premio que está dedicado al cine, se sentirán extraños, olvidados, relegados y puede que enterrados (pues eso parece significar hoy no tener el brillo de las pantallas). Lo tienen difícil, pero es posible que, si logran sobrevivir, se reinventen a sí mismos, desde esta nueva y forzada austeridad.

    10 ene 2022 / 01:00
    • Ver comentarios
    Noticia marcada para leer más tarde en Tu Correo Gallego
    TEMAS
    Tema marcado como favorito
    Selecciona los que más te interesen y verás todas las noticias relacionadas con ellos en Mi Correo Gallego.