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Generation UE

    COMO las huestes de la Pérfida Albión van siempre un poco sobradas, con ese toque chulo castizo en versión aristocrática, permitan que traiga a colación la chusca anécdota de un primer ministro inglés, William Pitt (1759-1806), apodado el joven; que ya apuntaba maneras tras la victoria de Napoleón I en Austerlizt, al mandar recoger el mapa de Europa que tenía en su despacho argumentando que para qué servía si ya era todo de le Petit Caporal.

    Pues bien, el tal Pitt, con ocasión de su alistamiento simbólico en la milicia y la firma de una declaración, en la que se comprometía a resistir hasta el fin en territorio británico en caso de invasión napoleónica, añadió unas palabras antes de rubricar: “Excepto si la invasión es real”. ¡Qué ya es raro que llegase hasta nosotros porque allí se reescribe tanto la historia como aquí se mueven los marcos!

    Eso mismo debieron pensar los zapadores del ejército económico de la UE –que lo escrito escrito queda y no nos vaya a apretar el corsé el día de mañana– cuando diseñaron y publicaron el programa de recuperación Next Generation UE, que se articulará, fundamentalmente, a través del Mecanismo Europeo de Recuperación y Resilencia (MERR) y la Ayuda a la Recuperación para la Cohesión y los Territorios de Europa (REACT-UE).

    Pues para hacer un instrumento para rotos y descosidos se la jugaron a: “La Europa posterior a la COVID-19 será más ecológica, más digital, más resiliente y mejor adaptada a los retos actuales y futuros”. Así nos la fiaron, tal cual se las ponían a Fernando VII.

    Como somos pueblo de letras se redactaron impecables proyectos que, como somos país de pícaros, se remataron con el lacre de orondos presupuestos. “Y vio Dios todo lo que había hecho, y he aquí que era bueno en gran manera” (Génesis 1:31).

    Aunque han provocado algún sarpullido en propios (empresarios) y extraños (técnicos). A la suspicacia sobre el proceso se añade el mosqueo porque en medio del paquete se va a colar alguna iniciativa más vieja que Bonaparte y otras que, desnudas de la literatura ad hoc, se quedan tan endebles como poco creíbles en sus objetivos; aquellos que cuentan los empleos en miles y los beneficios en millones.

    Llegados aquí, recapitulamos y nos
    preguntamos: ¿La economía real para cuando? ¿No íbamos a salir todos juntos de esto? ¿No iba a ser una Europa, una España y una Galicia mejor? Quizás los zapadores se vinieron arriba con el nombre. Aquí, abajo, en vez de un Next Generation ya nos apañamos con un more of the same, for the same one.

    22 abr 2021 / 01:00
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