Santiago
+15° C
Actualizado
sábado, 10 febrero 2024
18:07
h

No ha terminado la pandemia

Si bien es cierto que la situación epidemiológica en España ha mejorado considerablemente gracias a que la letalidad del virus es menor y que el 85,5% de la población está vacunada, no es menos cierto que la IA en los >60 años está por encima de los 800 casos por 100.000 hab. (algunas CCAA superan con creces los 1000 casos), hay un incremento en la presión asistencial (sobre todo en las personas mayores), como consecuencia de haber eliminado totalmente las restricciones y las medidas de salud pública de vigilancia y control, el uso de la mascarilla ya no es obligatorio, sin esta barrera, la población está más desprotegida y depende del grado de inmunidad, que es desigual en función de la edad y del perfil de cada persona, al tener que convivir con el virus y enfrentarnos a él (el virus se enfrenta a las defensas del propio individuo y a las vacunas, y muta para su supervivencia).

Según la OMS, la variante ómicron ya tiene 5 linajes de preocupación. La nueva variante “XE”, una mezcla entre dos linajes: BA.1, variante original de ómicron y BA.2, sigilosa, que es un 10% más contagiosa que las anteriores, ha sido descubierta por 1ª vez en el Reino Unido y está circulando de forma descontrolada en otros muchos países, entre ellos, España; la BA.4 y BA.5, las más recientes, se detectaron en Sudáfrica a principios de año, siendo las responsables del aumento de casos y ya circulan por numerosos países, incluido España. La XE y BA.5 son más contagiosas y amenazantes, son más proclives a eludir la eficacia de las vacunas.

La decisión del Gobierno y del Consejo Interterritorial de las CCAA de eliminar la obligatoriedad de la mascarilla en interiores y el aislamiento de los casos +, además de permitir el libre acceso de los + asintomáticos a su trabajo, han sido medidas precipitadas y desafortunadas, de ahí que la incidencia sea tan alta, exista transmisión comunitaria y que el virus esté totalmente fuera de control. La letalidad por ómicron siendo muy baja, que cada semana fallezcan sobre 200 personas por COVID-19 no es un tema menor, y puede aumentar con el paso del tiempo al bajar la inmunidad (se está observando una pérdida de inmunidad en >60 años, estamos a expensas de cuánto dura la inmunidad humoral ya que no sabemos con certeza si la inmunidad celular asociada es suficiente). Las personas vulnerables y de riesgo, con patologías previas, no pueden bajar la guardia, son las que están más expuestas a la severidad de la enfermedad, como consecuencia de que su sistema inmunitario responde más lentamente y su entorno facilita la transmisión. La EMA recomienda administrar la 4ª dosis para >80 años (se acabará administrando a los >60 años). Lo ideal sería –en cuanto estén disponibles– la administración de nuevas formulaciones de vacunas más eficaces contra las nuevas variantes.

Me preocupa la falta de percepción del riesgo que observo en la gente en las calles y sobre todo en interiores. Es preciso volver al uso de la mascarilla en interiores (y en exteriores cuando no se cumpla la distancia de seguridad). Los hechos epidemiológicos y los datos apoyan la tesis de que las mascarillas nos protegen en interiores y deben utilizarse cuando la situación lo requiera, y en esa dirección estamos alineados muchos epidemiólogos, virólogos y expertos en salud pública, lo que no puede ser es que prevalezcan las decisiones políticas, cargadas de populismo, sobre el rigor de la ciencia.

Hay que tomar medidas para reducir la elevada incidencia y que el número de fallecimientos disminuya. Este es el camino a seguir para mantener bajo control la pandemia, que aún no ha terminado, aunque algunos no quieran enterarse. Mejor luchar contra el virus que convivir con él (conlleva más riesgo para la población más vulnerable), pero eso implica una estrategia, que actualmente brilla por su ausencia.

23 may 2022 / 01:00
  • Ver comentarios
Noticia marcada para leer más tarde en Tu Correo Gallego
Tema marcado como favorito