No se equivocaba el doctor Bandín

no se equivocaba el doctor Javier Bandín, extraordinario profesional de la Neurocirugía (doy fe), cuando la primera semana de abril, en pleno pico de la pandemia del covid-19 y en medio de un clima de saturación informativa, bandazos de gestión y mucha incertidumbre, defendió por responsabilidad, y frente a una gran marea mediática contraria, que el uso obligatorio y general de la mascarilla era una medida imprescindible para poner freno al contagio. Con valentía y empeño, remarcó la importancia de la utilización de barreras físicas de protección frente al coronavirus: mascarilla, guantes e incluso gafas herméticas. Así lo recogió EL CORREO en una entrevista a la que siguieron algunas más en periódicos, televisiones y radios incluso de ámbito nacional. Pero nadie le hacía caso. Entonces lo que decía el doctor Bandín pasaba desapercibido en medio de las comparencias de políticos o responsables de la OMS, que se atrevían a afirmar que poner mascarilla era contraproducente. Esos mismos acabaron rectificando y tragando sus palabras: desde ayer es obligatorio utilizar protección buco-nasal en espacios concurridos. Nunca es tarde si la dicha es buena. Y mi querido médico podrá, al fin, dormir tranquilo. Se lo tiene bien merecido.