“Norma” de V.Bellini: “LXX Festival de Amigos de la Ópera de A Coruña”, en el Teatro Colón

“Norma” de Bellini para el “LXX Festival de Amigos de la Ópera de A Coruña”, en el Teatro Colón-20´00 h.-, un manifiesto artístico en forma de tragedia lírica, desmintiendo al Bellini “I Puritani” o “I Capuletti e I Montecci” a la que lo avatares históricos condenaron a una serie de devaneos aparentemente irreversibles. Queda para los hechos recientes, la recuperación a partir de los cincuenta del fenómeno Maria Meninghini Callas y el cartelón del aria divinizada ”Casta Diva”, un rol que una vez más pondrá al aficionado frente a temibles exigencias de una soprano dramática de temibles exigencias a la que la propia historia heredada por Giudita Pasta, y su oponente en el estreno milanés Giulia Grisi. Para ella, el temible personaje de soprano dramática de coloratura de fastuosos recursos. En cuanto al autor, un fue de hecho la supuesta personalidad delicada, melancólica ni ausente de recia virilidad. Un íntimo, Florimo, le describirá como un artista de talante sensible pero también apasionado e inflamable y el agudo Ricordi, le elevará a la altura de un talante volcánico a punto de erupción.

A efectos reales, un romántico cuyas efusiones representan algo más que los italianismos de costumbre, siendo en las propias melodías, una idea en la que el texto se declama con precisión, consiguiendo que los acentos musicales y verbales, consigan evolucionar a la par. Siempre precisaba libretos acordes y una versificación equilibrada, a tono con las urgencias de encender la imaginación. Puede admitirse, en un decir, ciertas similitudes con Verdi, en su período inicial, aunque en realidad resultase más exigente, superando a otros compositores de su tiempo. Aquella fidelidad con Romani, era producto de una apreciación meditada, al considerarle el versificador por excelencia. Verdi una vez más, por la misiva enviada a Camille Bellaigue, en un escrito de consideración por la amplitud de sus melodías: “hay melodías extremadamente largas, como nadie había hecho antes”. En un resumen, el logrado climax de registro en los que las melodías fuerza su línea hacia el delirio, se toma su justa dimensión en el aria “Casta diva”, recreándose en un modelo sin precedentes.

Otro aspecto de importancia, será el tratamiento de la disonancia, perceptible en el final del segundo acto. Una exaltación del sonido en el que se magnifica el manifiesto romanticismo, en parte por ese gusto del uso de intervalos pequeños, en una pretensión por escribir melodías que ganaran en intensidad, en virtud de un deslizamiento por semitonos. Una estricta sensualidad sonora que se combinaba con una economía de recursos formales. En esencia, una disposición musical por escenas, propias en la Italia de 1820, en la que las arias y los conjuntos quedan claramente subdivididas, unas arias y unos dúos frecuentemente en tres secciones, frente a un coro de ofrece un papel importante. La puja entre el “belcanto” y la tensión dramática en “Norma”, halla otro punto resolutivo en el rol por excelencia del tenor Rubini.

En toda su expansión “Norma” nos arrastra desde un “crescendo” patético hasta el medido “concertante” final. Será “Norma”, la “Gran Sacerdotisa druida”, en sus urgencias de un “lírico-spinto”, quien descarne las entrañas del libreto de F.Romani, siempre en un enfrentamiento a flor de piel con “Adalgisa”, la visible virginal, en su papel a repartir entre soprano dramática o mezzo. “Adalgisa” y ”Polione” , en su aparente protagonismo menor, ya desde el dúo amargo “Va. Crudel, al Dio spiatato”. Ópera destinada al Teatro alla Scala milanés, para su estreno el 26 de diciembre de 1831, cumbre del “belcantismo” belliniano, en su virtuosismo interpretativo, remarcado por una puesta en evidencia el grado de menor rango, en lo relativo a las diferencias de aria y recitativo, en esa oposición de las formas abiertas y cerradas, intermediando una importancia lograda de pasajes en “cantábile” , al modo del aria, en su recitativo. Aspecto novedoso será la insistencia de tales pasajes, además de su estilo que supera los “ariosi” tradicionales.

Veronika Dzhioeva, que tuvo como maestras a Elena Obtrazsova y Joan Sutherland, tras su formación en el Conservatorio de San Petersburgo y que asumió roles de su entorno cultural como “Zemfira” de “Aleko” (Rinsky-Korsakov) o la princesa Urusova” de “Fedora Morozova” (Shchdrin), será la responsable de asumir el rol de las sacerdotisa de los druidas, en ese desafío para una cuerda en la que muestra avales, por su dramatismo de notable extensión. Nicole Brandoline, una mezzo de la que guardamos impresiones por su “Enriqueta di Francia” del “I puritani” belliniano del curso anterior, no tendrá menos exigencias como “Adalgisa”, una voz que sobre el papel permite tanteos con la cuerda sopranil, y que no renunciará a las agilidades y la abundancia de trinos resolutivos, en ese cruce de pasiones con el “Pollione” que ofrecerá Moisés Marín, voz con una reciente aparición en el “Festival Rossini Wildbad” y que dentro de sus cualidades, ofrece una amplia tesitura de timbre oscuro, que se ve abocado probar en las garantías de un dotado “spinto”.

Ruben Amoretti será “Oroveso”, gran pope de los druidas y un bajo de señorío, personaje complejo en su vida cotidiana que vio como sus recursos, se había desplazado desde unos inicios de tenor al bajo en sus fiables exigencias. Una vida propia para un biopic y quede hecho dejó argumentos para acercarse a su personaje. Completando cuadro, cantantes de la casa. Pablo Carballido como “Flavio”, el confidente de “Pollione”, para su breve rol y que recibió asesoramientos de Marimi del Pozo, Helena Lazarska y María Bayo, teniendo un protagonismo importante en la recuperación de “Inés e Bianca” de Marcial del Adalid. La cubana asentada en A Coruña, Liz Teunter, cuenta con el breve papel de “Clotilde”, la asistenta de “Norma”, artista procedente de otro tipo de espectáculos. La dirección con la “OSG” y el “Coro Gaos”, corresponde a José Miguel Pérez Sierra, especial invitado en esta convocatoria de temporada, con una puesta escénica de Emilio López.