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Ofelia, entre algeteños, sevillanos y troyanos

A los compostelanos poco le suena el nombre de Nietiño, salvo que hayan leído La casa de la Troya o por ver todavía en pie el edificio convertido en Museo que da nombre a la novela. A los que por aquí asoman turisteando, dicho lugar es de visita obligada.

Ese texto tiene un valor que va más allá de las buenas letras, siendo premiada en 2020 por la Real Academia de Literatura Española. Para más información, visiten el museo o naveguen por su web, llena de fotos y datos que remiten a un ambiente del que todavía quedan resonancias en Santiago.

¿Quién era Nietiño? En dos palabras porque la historia se hace larga. Es el apelativo de José Nieto Méndez, personaje de dicha novela, que fue abogado y notario. Al casarse con Erundina Iglesias recaló en Algete, formando una familia entre cuyos miembros se hallan sustanciosos nombres.

Sin ser la mejor voz de su filarmónica familia, Ofelia fue la que, por su trayectoria y prematuro fallecimiento (22-5-1934) acaparó más titulares. Fue una niña precoz que no dejó de perfeccionar la técnica vocal y el arte de la interpretación.

Observando sus fotografías, de calle o enfundada en ropajes de heroínas de óperas y zarzuelas, se la ve con temple, con carácter, con semblante que algunos califican de dulce y bello, y yo añadiría que un tanto almibarado.

Todos apuntan su primer éxito: el estreno de Maruxa, de Amadeo Vives (Teatro Real, 18-5-1914), drama lírico, zarzuela u ópera en dos actos ambientada en Galicia, bilingüe, en parte, con nota pintoresca de la gaita. Ofelia era entonces una adolescente, sin experiencia alguna, pero encandiló a melómanos y a la crítica.

Recorrió España y saltó a América, no sin antes triunfar en Italia y Francia, cantando a Verdi y Wagner, Massenet y Puccini, o Bretón y Guridi. Sus recitales y estrenos en Cuba, México o New York tenían un éxito asegurado. En La Habana sus veladas con melodías en gallego de Montes o Chané, cotizaban al alza.

Ofelia visitó Galicia asiduamente. Actuó en el Tamberlick (21-5-1916) y también en el Teatro Principal de A Coruña (15-11-1924, 20-11-1925 y 27 y 29 de diciembre del 27), gracias a la Sociedad Filarmónica, proveedora de los mejores intérpretes y orquestas nacionales e internacionales para regocijo de sus abonados.

Hay datos en la prensa y también entre los papeles de Bugallal Marquesi. Gran melómano, asistía a todas las funciones anotando en cada programa de mano los bises, cambios de última hora o la duración de una obra nueva. Hoy son una preciada guía para conocer lo que acontecía cada noche en el escenario. La crítica la dejaba para los profesionales que, referidos a la “galleguiña”, no podían ser neutrales.

En las intervenciones de Ofelia en la radio y en grabaciones que quedan de la época, se palpa la esmerada técnica y la grandeza de su voz, sopesada en vida y por sus seguidores hasta la fecha.

Al casarse con el tenor Felipe Cubas Albernis en Burgos (1928) y asentarse en Sevilla, dejó los escenarios. Solo cantaba en ocasiones por su compromiso en favor de los pobres de la ciudad.

Desde entonces la suerte pareció darle la espalda. Operada después del alumbramiento de su hijo (fallecido al poco de nacer) mantuvo su actividad, hasta fenecer en un sanatorio de Madrid, rondando la treintena.

Triunfaron también en la lírica sus hermanas: Ángeles (Ottein, léase al revés) y Ramona, por caminos algo diferentes.

Algete se volcó con Ofelia a lo largo de estas décadas. Lo mismo que Sevilla, feudo de su marido. Ahí está la Glorieta que lleva su nombre, en el Parque de María Luisa, tristemente redescubierta al ser destruida y reparada prontamente. El busto en piedra enviado por la Xunta de Galicia reafirma su débito con ella. El coruñés Antón de Santiago ha contribuido grandemente a difundir su arte.

¿Y Santiago? Ópera y zarzuela en esta ciudad, la verdad, poco cuajan.

Los Troyanos de Compostela, que en 1915 conmemoraron el centenario de la obra de Lugín, promocionan la tuna, ligada a la universidad, alegrando la ciudad. En octubre celebraron su III Encuentro en Santiago, con entusiasmo redoblado tras meses de forzada espera.

Nietiño gozaría con ello. ¿Y Ofelia? ¿Y sus hermanas? Parece que no caben en ese engranaje aun llevando sangre gallega. Habrá que buscar un marco más idóneo. Sus andanzas darían para varios tomos y, sin excluir lo uno a lo otro, servirían para rotular parques y alamedas, teatros y auditorios.

Desconcierta que en la lírica Ofelia sea un referente (nuestra María Callas) siendo a nivel popular casi desconocida. Más sorprende sabiendo que ella es clave en la saga de Los Nieto.

Quizás un televisivo Lazos de sangre, con documental y banquillo de selectos entrevistados y comentaristas, acabaría con tanta ignorancia. ¡Vaya absurda paradoja para tan gran voz de oro!

24 oct 2021 / 01:00
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