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Reseña Musical

“Orfeo ed Euridice”, de C.W.Gluck, dirigida por Carlos Mena

    Prolífico Carlos Mena, repite esta temporada con la “OSG” tras el concierto del pasado diciembre en el que tuvo en atriles obras de J.C.Arriaga, Ralph Vaughan Williams, con “Five Variations of Dives of Lazarus” y la infrecuente Louise Farrenc, un curioso programa para quien tenemos asociado preferentemente con repertorios barrocos, como la gala ofrecida junto al “Concerto 1700”, de Daniel Pinteño, en la Programación Lírica de A Coruña, entre obras de José de Torres y G.Bononcini, idóneo rendimiento para este apreciado contratenor, con base artística en la Schola Cantorum Basiliensis, y la excelente asistencia de R.Levitt y R.Jacobs, para confirmar su carrera en el Théâtre Royal de la Monnais, con “La Rappresentazione”, de E. Cavalieri y con curiosidades avanzadas como “El viaje a Simorg”, de Sánchez Verdú. “Orfeo ed Euridice”, de C.W.Gluck-mañana día 3- 20 30 h-, en el Auditorio de Ferrol, y el viernes día 4, en el Palacio de la Ópera, de A Coruña- 20´00 h.-, de la que serán solistas la mezzo Sara Mingardo- “Orfeo”-, las sopranos Jone Martínez- “Euridice” y Berit Norbaker- “Amor”-, con el “Coro de la OSG”, que dirigirá Javier Fajardo. Carlos Mena, en las actividades de la Fundación Juan March, ofreció la semana pasada en el ciclo “Reinterpretar los clásicos”, un concierto con el acordeonista Iñaki Alberdi, en un programa que partiendo de Josquin des Prés, valdría como argumento para obras de vanguardia de Jesús Torres, Joán Magrañé,Gabriel Erkoreka y J.Mª Sánchez Verdú.

    Gluck y “Orfeo ed Euridice”, una “azione teatrale” en tres actos para el estreno en octubre de 1762, en el Burgtheater Wien, mientras colean las disputas entre los partidarios de Metastasio y Hasse, y los de Calzabigi y nuestro autor, de las que sacó partido el ingenioso Charles Burney, en su visita a la capital austríaca. Una sonada respuesta frente al arte metastasiano, traerá como provechosas consecuencias la dupla formada por estos dos artistas, aunque resultará cierto que esta ópera no puede considerarse del todo como una “ópera seria reformada”, de hecho, el género preciso, resultará esta “azione” o “festa teatrale”, es decir, una obra sin grandes ambiciones dramáticas, de factura efectista, con una acción de contenido simbólico y un elenco de pocos personajes. Todo ello contribuirá a la evidente modernidad ya desde el punto de vista dramático y no exenta de ciertos defectos, puesto que en la misma apenas se produce interacción entre los personajes antes del inicio del tercer acto, al igual que el rol de “Euridice”, no resulta más que esbozado, y ningún dúo la vincula con su adorado esposo. Observamos préstamos abundantes, como el embriagador arioso “Che puro ciel”, procedente de “Ezio” y las novedades de estas formas, se hallan en lo más evidente, puesto que no cuenta con ninguna “aria da cappo”, ni con los frecuentes recitativos secco, evitando las encumbradas “aria da capo”.

    Recurre el autor a efectos más libres y sencillos, de los que da idea el rondó a la francesa para el delicado lamento de “Orfeo”, en “Che farò senza Uridice” o en el canto estrófico y los ritmos de danza, con aspectos como el diálogo del solista pleno de emoción, con el coro y el cuidado recurso instrumental. Este “Orfeo” que en el comienzo- “Euridice!”-, interrumpe el canto fúnebre, con los ecos de una pequeña orquesta y en el pasaje de la entrada al Averno, su cantinela queda como acompañada en “pizzicato”, por una imaginaria cítara, que será asediada por los aullidos de “Las Furias”, en un exceso de disonancias provocativas y efectistas, alabadas en su época por Jean -Jacques Rousseau. Un rol destinado a voz de castrato, según las convenciones al uso, para el realce de las versatilidades canoras hasta el límite de mayor riesgo.

    En cualquier caso, no escapó Gluck a estudiadas concesiones a la ópera barroca precedente dentro del muestrario del belcanto, como el dúo de”Orfeo” y “Euridice”, en “Che fiero momento” y prefiriendo en esencia la sustitución a la postre por lo que permitía el lied estrófico y la consensuada forma de rondó, con modelos en las arias de “Orfeo” “Chiamo il mio ben così” o en la admirada “Che farò senza Euridice”, permitiéndose con holgura, variar el acompañamiento. Una orquesta que sin renuncias, tiene un papel fundamental ya que con el compositor, la riqueza operística marcará puntos de apoyo, aumentando ostensiblemente desde las cuerdas, repartidas en cuatro voces diferenciadas (violines, violas, chelos y contrabajos), concediendo a las maderas un mayor rango protagonístico, que superaría al ofrecido por el barroco, en particular en los aspectos armónicos y con mayor pujanza en las intervenciones individuales. También el coro se incorpora como un personaje de la acción y el ballet, por las veces que se añade, en otras versiones, se transmutará en pantomima, suponiendo con ello un papel también activo.

    Variadas versiones para “Orfeo ed Euridice”, desde la original vienesa, de 1762, en la que el divo por excelencia fue el castrato Gaetano Guadagnini, para un acto que conmemoraba el cumpleaños del emperador José II, y en el que compartieron escena las sopranos Marianne Bianchi (Euridice) y Lucie Glebero-Claverau (Amor) y en un acto del que los mentideros históricos, comentarían que se mostró riguroso en cuanto a trato y actitud, con la compañía, en la que destacaba como escenógrafo y coreógrafo su colega Gasparo Angiollini. Llegarán de seguido nuevas revisiones, como las de Parma, Londres, la parisina de 1774, en una adaptación francesa, de Pierre-Louis Moline, quien añadió nuevos versos a capricho y la aceptada de Héctor Berlioz, para el Théâtre Lyrique parisino, de 1859, al servicio del magnate León Carvalho y que contaría con la colaboración de un joven Camille Saint-Saëns, reservando con respeto en líneas generales, la original de Gluck, además del antedicho libreto de Pierre-Louis Moline, con una transcripción de “Orfeo”, para voz de contralto, que para la ocasión, dispondría de Pauline Viardot, de la que venimos de conmemorar un año de atenciones. La versión de Berlioz, fue ofrecida no hace tanto por “Amigos de la Ópera de Santiago”.

    02 feb 2022 / 01:00
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