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Pacto en Defensa

    EL presidente Sánchez se encuentra ahora, tras el éxito de la Cumbre de la OTAN, con un reto todavía mayor: lograr un gran acuerdo nacional, un pacto de Estado destinado a aprobar el aumento del gasto en Defensa. Lo que Pedro Sánchez denomina “un compromiso de país”, requiere el beneplácito de las Cortes Generales. Es en este contexto en el que deberá librar su próxima batalla política.

    Se trata de un incremento de la inversión en Defensa; una iniciativa que venía de atrás, de la cumbre de Gales de 2014, y que implicaba llegar ya en 2024 a ese 2% del PIB que ahora se “prevé” para 2029. El objetivo es recabar el apoyo del fragmentado Parlamento, incluidas las fuerzas a la izquierda del PSOE. Sánchez ha dejado claro que hará todo lo posible para “estar cerca” de ese porcentaje, con lo que ya asume que la tarea no será fácil.

    Esa meta que ahora aparenta “irrenunciable”, deberá confirmarse en cada legislatura, por lo que debe ser “reconocida por todas las fuerzas políticas”. La maquinaria gubernamental está en marcha. Y la primera en actuar fue la ministra de Defensa, quien se puso en primera instancia en contacto con el PP a través de la figura de González Pons a fin de recabar un apoyo con el que, sin duda, contaban.

    Quizá debería haber empezado Margarita Robles por sus socios de coalición, quienes se han mostrado desde el principio contrarios a la OTAN, a la participación militar en Ucrania, y a todo lo que suponga un aumento del gasto en armamento y Defensa. Una férrea oposición sólo silenciada convenencieramente durante los días de la Cumbre.

    Para lograr ese cometido, Pedro Sánchez debe mostrarse transparente, y compartir negro sobre blanco, y con luz y taquígrafos, los acuerdos y pactos supuestamente firmados tanto con EE.UU., como con el resto de la Alianza Transatlántica, algo que ya le dejó claro Cuca Gamarra al día siguiente de la llamada de la titular de Defensa, y días más tarde también el propio Feijóo. Y es que parece lógico que las fuerzas de la oposición exijan que el cumplimiento de este compromiso de la OTAN sea claro y cuente con el visto bueno del Gobierno en su conjunto.

    Es por ello que, sin más dilación, el líder del Ejecutivo deberá convencer a sus socios díscolos de Unidas Podemos si de verdad desea alcanzar un pacto de Estado satisfactorio tanto dentro de España, como para los altos mandos de la propia OTAN.

    Pero el gasto en Defensa y la llegada de los dos nuevos destructores estadounidenses a Rota no satisfacen a Podemos. Según ellos, la presencia de más militares y armamento no les resulta atractivo ni útil. Tampoco le gusta a ERC, quienes hablan de “un Estado militarista y borbónico” que ellos rechazan. Y en la misma línea se posiciona Compromís e incluso Más País. Por eso nuestros aliados siguen sin fiarse de Sánchez.

    04 jul 2022 / 01:00
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