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Para todos, todas y todes

    IMPELIDO por la necesidad, el hombre ha encontrado formas sumamente ingeniosas de ganarse la vida. Cuando durante las fiestas iba con mi padre –a mis ocho, diez o doce años– a la robleda de Santa Susana de la alameda de Santiago, veíamos casetas donde se exhibían extrañas criaturas como la ternera de dos cabezas, o barriga verde, y escuchábamos a aquella curiosa pareja –la mujer adivina de los ojos vendados: “Dime Argentina...” la interrogaba él en medio del círculo de curiosos–, o a quienes canturreaban los cantares de ciego, y a otros feriantes o, en otras ocasiones íbamos a cualquier miserable circo de paso, mi padre, observando a aquella pobre gente en tan difíciles tiempos me comentaba melancólico –con sincera empatía, con compasión–, cuán complicados podían ser lo caminos del Señor para ganarse la vida con honradez.

    Por eso los videos de Irene Montero lejos de producirme irritación, como le ocurre a tanta gente, me producen profunda admiración. Con qué poca cosa, me digo, con qué mercancía curiosa –que aquella Argentina de la feria consideraría quizás una vulgar estafa–, con qué modesta industria ha conseguido esta meritoria mujer ganarse la vida, y a lo grande, no del modo tan esforzado en que aquellos humildes y esforzados pobres ganapanes de aldea, allá a fines de los 50, principio de los 60, arrancaban a la vida un pan reñido en aquel lugar de la alameda de Santiago donde también se celebraban las ferias de ganado que al parecer llamaron la atención del jurista Carl Schmitt cuando pasó por allí.

    Pero ahí está el video. La ministra dirige su discurso electoral a “todos, todas y todes”, pues cada “uno, una o une” de los “hijos, hijas, hijes” deben de ser “escuchados, escuchados, escuchades.” Naturalmente no digo que respetabilísimas personas trans o LGTBi con insuficiencias por desatención, discriminación o por lo que sea no merezcan atención. Pero hay decenas de colectivos mucho más numerosos: como ELA, enfermedades raras, etc., cuya aspiración no es publicitado a cada momento por esta monotemática Virgen de la Misericordia que desacredita también a los protegidos bajo su manto con este tipo de tonterías lingüísticas.

    20 abr 2021 / 01:00
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