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¡Perros y gatos primero!

    EN la era de la igualdad que vivimos, no parece lejano el día en el que se dé una convergencia real entre hombres y animales. De momento en Madrid ya se puede viajar en metro con el perro e incluso Inditex permite acceder a sus tiendas con mascotas. ¿En cualquier caso, a qué clase de desaprensivo puede molestarle compartir probador con un gran danés? ¿No mejorará acaso nuestra experiencia de compra si esta es compartida con un cerdito vietnamita, un halcón harris o una tranquila boa constrictor?

    Hay quien critica estos avances e incluso niega que todavía queden conquistas que lograr en nombre de nuestras sufridas mascotas. Por esto, puede resultar incomprensible el revuelo provocado por la llamada Operación Arca, un charter procedente de Afganistán que trasladó a Londres, no refugiados huidos de los talibanes, sino casi dos centenares de perros y gatos de Nowzard, un refugio creado por el exmiembro de la Royal Marine Pen Farthing.

    Este con la llegada a Kabul de los insurgentes, puso en marcha una campaña de presión sobre el Gobierno británico para poder sacar del país a esos animales, en medio del caos y el pánico. Soldados británicos cargaron para los pasajeros, 125 kilos de comida, 72 latas, 270 litros de agua, 12 rollos de papel del váter tamaño industrial y 20 botellas de desinfectante. El avión despegó con asientos vacíos, pero dejando en tierra a los 24 trabajadores afganos del albergue de animales y sus familias, sabiendo que quedarán bajo el poder talibán que seguramente se vengará de su colaboración con los occidentales. El que se había negado a abandonar el país sin sus animales, reescribió la vieja consigna de que, en caso de tragedia, primero las mujeres y los niños, y no tuvo escrúpulos en abandonar a sus empleados.

    Recientemente, la empresa de investigación de mercados YouGov, realizó una encuesta a los británicos sobre el valor de la vida humana y animal, de la que se deduce que el 40% pone la vida humana al mismo nivel que la animal. El 48% de las mujeres tienen esta opinión, frente al 32% de hombres. Además, conforme la persona es más joven más se iguala el valor de ambas vidas.

    La pista definitiva que explica este comportamiento nos la da el filósofo Jeremy Bentham cuando dice que “Un caballo adulto o un perro es, más allá de toda comparación, un animal más racional y más comunicativo que un niño de un día, o de una semana, o incluso de un mes. Pero incluso suponiendo que fuese de otra forma, ¿qué importaría? La cuestión no es si los animales pueden razonar ni tampoco si pueden hablar, sino si pueden sufrir”.

    Este parece ser el quid de la cuestión. Vivimos en una sociedad infantilizada y sentimental que sobredimensiona el respeto que debemos a los animales, lo que resulta, además de ridículo, peligroso.

    09 sep 2021 / 01:00
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