Perversión democrática
MIENTRAS la oposición política patria se entretiene y da por satisfecha con la ritual ceremonia circense de los miércoles en el Congreso de los Diputados –con ese más voluntarioso que efectivo pellizco de monja al Gobierno–, un infernal caballo de Troya aprovecha el ruidoso tumulto en que se convierten dichas sesiones para ir introduciendo su letal carga diabólica contra el basamento y columnas del armazón constitucional y democrático surgido del pacto del 78.
El ensordecedor ruido de esas semanales diatribas que se pierden en la irrelevancia de un titular de prensa o en la efusiva palmada de una bien apesebrada clac conmilitona, va posibilitando esa otra soterrada labor de zapa que, cual tenaz hormiga, aprovecha el alboroto parlamentario y mediático para ir acrecentando, desde la letra menuda del Boletín de las Cortes, el deterioro y control de aquellas instituciones que tienen como finalidad, en todo régimen que se quiera democrático, actuar de freno y control del Ejecutivo.
Con el Legislativo subsumido a conveniencia del Gobierno Frankenstein, como bien pusieron de manifiesto las dos sentencias del Constitucional descalificando su antidemocrático cierre; sin abandonar el intento de finiquitar la Monarquía, refrenado únicamente por el viento de cola judicial que sopla a favor del emérito y la creciente estima en que la ciudadanía tiene al actual monarca –un 72% de aceptación–; con la Fiscalía entregada con armas y bagajes, y con la permanente batalla desligitimadora del Poder Judicial, la tuneladora gubernamental sigue su imparable butroneo antidemocrático ampliando su radio de acción a otras instituciones y organismos públicos tradicionalmente caracterizados por su composición más profesionalizada y técnica y a los que Sánchez quiere someter a su directo control para que no le amarguen el desayuno.
A ese propósito se encamina la nueva propuesta que PSOE y Más País presentaron conjuntamente en una subcomisión del Congreso y que intenta el control de los organismos públicos de carácter independiente tales como la Agencia de la Transparencia, la CNMV, el FROP, el Consejo de Seguridad Nuclear y hasta, si los socialistas apoyan a Errejón, el Banco de España.
Cierto que PP, Ciudadanos, Vox y hasta el PNV han presentado las oportunas enmiendas a la totalidad. Pero no es descabellado pensar que, dada la actual composición de la Cámara Baja, el proyecto salga adelante, aún a riesgo de provocar un drástico freno a la llegada de Fondos Europeos, a poco que la oposición invoque el necesario amparo comunitario por tan antidemocrático propósito.
Pero más allá de esa corrosiva y más demorada degradación institucional, el arriba aludido ataque a los poderes del Estado tuvo esta misma semana una vuelta de tuerca más y hasta extremos de suma gravedad en el acto de exaltación de seis zaragozanos condenados por la Justicia, sentencia que fue descalificada por los socios de Sánchez por provenir de “delincuentes que han cometido un delito y que están jugando a meter en la cárcel a inocentes”. Así se ha retratado el miércoles en el Congreso a jueces, fiscales y policías de nuestro país con el apoyo y el aplauso de numerosos y destacados miembros de Unidas Podemos y de partidos nacionalistas e independentistas.
A ese grado de depravación moral y política rayana en el Código Penal se está llevando a las instituciones en la misma sede de la soberanía nacional. ¿Y la oposición?... En sus menudencias.