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Petróleo e inmigración

    SON dos conceptos bien distintos. Petróleo e inmigración. El primero nos hace pensar en el éxito, en el poder, en la capacidad económica, y en el potencial energético de un país o una región. El segundo, el fenómeno de la inmigración, refiere a fracaso, a tragedia humanitaria; a la necesidad de emprender una azarosa peripecia vital provocada por conflictos civiles y armados, por carencias económicas, por situaciones de desesperación social y personal.

    También puede darse por razones culturales o de realización personal; pero éstas son cada vez más escasas. Quizá debido al momento convulso que vivimos desde un punto de vista económico, político y hasta sanitario. Sea como fuere, ambas realidades se dan cita en el área del Archipiélago Canario; en la ruta migratoria del Atlántico.

    Y es que Rabat ha decidido acometer nuevas prospecciones cerca de la línea divisoria de las aguas jurisdiccionales entre España y Marruecos, a apenas unos kilómetros de Lanzarote y Fuerteventura. Nuestros vecinos están convencidos de poder encontrar, con la ayuda de compañías italianas, petróleo o gas; y sus máquinas absorberán todo lo que el fondo marino aporte, independientemente de que las bolsas de hidrocarburos se extiendan más allá de la línea de demarcación.

    Fue ya en enero de 2020 cuando el Parlamento marroquí aprobó dos leyes para certificar la ampliación oceánica de las aguas del Sáhara Occidental y su soberanía sobre las mismas, lo cual plantea un solapamiento con las aguas de Canarias. Entretanto, nosotros seguiremos mirando hacia otro lado, maldiciendo el petróleo y el gas, dependiendo de países terceros, y empobreciéndonos; todo ello, al tiempo que otros se aprovechan de nuestros recursos naturales y energéticos.

    Si a esto le añadimos el aumento de pateras que llegan a Canarias procedentes de Marruecos y el Sáhara, el incremento del 67% de migrantes que certifica Frontex, y la cada vez más difícil capacidad de acogida para los casi 6.000 inmigrantes que ya han arribado al Archipiélago en lo que va de año, pues como para estar tranquilos.

    El documento Nueva etapa del partenariado entre España y Marruecos asumido por Rabat y Madrid se compromete, en uno de sus 16 puntos, a revisar la delimitación de las aguas de las zonas económicas exclusivas del Atlántico. 200 millas que incluirían el volcán submarino Mount Tropic, fecundo también en cobalto y telurio.

    Pues bien; esperemos que las relaciones diplomáticas asumidas por Pedro Sánchez tengan en cuenta esta realidad energética y humana. La Moncloa no puede abandonar ni la gestión de ese flujo migratorio que, según la OIM y su proyecto Migrantes Desaparecidos, acarrea en la cuenca canaria una de cada cinco de las muertes de migrantes en el mundo; ni nuestros derechos sobre las aguas y los recursos que nos pertenecen.

    25 abr 2022 / 01:00
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