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Pontón y Díaz, las rivales de Feijóo

    FEIJÓO no tiene rival”. Entrecomillo la frase prestada. Fue el titular de los medios de comunicación cuando a mediados del pasado mes se anunció que sería candidato único a presidir de nuevo el Partido Popular de Galicia en el congreso que la formación celebrará próximamente en Pontevedra. Para ello contó con el aval de 6.119 afiliados, formalidad que se completa con su campaña interna por las cuatro provincias. La historia precongresual poco más da de si. El partido respira tranquilo mientras el líder mantenga el favor de los electores, que parece incrementado tras este año largo de pandemia.

    Hay, no obstante, otros aspectos importantes aunque no se eleven a titulares. Como cualquier organización viva, todo partido ha de evolucionar en consonancia con los anhelos de la sociedad y estar preparado para afrontar los desafíos de nuestro tiempo. Entre los retos de futuro están en primer término los efectos de la pandemia, sanitarios y económicos, y la prolongación del quebranto institucional en el ámbito del Estado, provocado por el independentismo catalán, que probablemente Sánchez trate de aplacar con una potente inyección de fondos públicos a costa de otros territorios. Junto a la definición de líneas ideológicas y estratégicas, para aplicarlas están las personas encargadas al efecto. Habrá que ver pues el perfil de las incorporaciones en los órganos directivos, en especial si los cambios van acompañados de una real igualdad de género.

    La evidencia de la frase inicial provoca en el subconsciente del ciudadano la duda de si se refiere a que tampoco tiene rival –Irene Montero diría rivala y rivale, pero me niego– como candidato a la Xunta. Aparte de que la presidencia del partido otorga la candidatura a la Xunta por añadidura, no es el momento, según el propio afectado. Pero si por el motivo que sea fuere, la pregunta: ¿Pontón, Díaz o Caballero tienen opciones? La respuesta es sencilla: hoy no; dentro de tres años quién sabe.

    Ahora, cuando se cumple un año de las últimas elecciones, el liderazgo de Feijóo es más fuerte que nunca. La gestión sanitaria y educativa durante el año largo de pandemia ofrece unos buenos datos. Excelentes si se comparan con otros territorios. Son muchos los factores que lo hicieron posible, entre ellos es justo incluir la actuación de los responsables públicos antonómicos. En todo este tiempo, Galicia siempre destacó en positivo, incluso en el plano económico. Lo que normalmente genera desgaste, y ahí están las encuestas sobre el Gobierno central, en el caso gallego es lo contrario, apuntala a la Xunta y en especial a su presidente.

    A la imagen de Feijóo seguramente contribuye una oposición desdibujada, titubeante en muchos casos, con propuestas inconcebibles como el confinamiento total en momentos que no eran los más graves o cuando hace un año se manifestaba en contra de las elecciones. Era reconocer la derrota de antemano. En cualquier caso, en tiempos tan acelerados, el panorama puede cambiar en poco tiempo.

    El BNG, que parece estancado en sus posibilidades, paga su apoyo a las exigencias de Cataluña, no solo las independentistas, perjudiciales para el resto de España. Y en los socialistas, Caballero no logra afianzar su liderazgo. El ciego seguidismo de Sánchez le muestra como contrario a los intereses gallegos. Basta recordar los dañinos presupuestos del Estado para Galicia. A nadie sorprendería una operación Díaz desde Moncloa. O sea, catapultar a la vicepresidenta tercera para encabezar la izquierda no nacionalista con el objetivo de sorpasar a Pontón. En fin, Carrillo terminó en el PSOE.

    01 jul 2021 / 01:00
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