Pron

En septiembre de 2010, Granta, una de las revistas literarias más prestigiosas del mundo, publicó un documento que habría de hacerse universalmente conocido. Un grupo de expertos encabezados por Aurelio Major y Valerie Miles, habían elaborado una lista de los 22 narradores jóvenes (menores de 35) en español más prometedores. Y, en efecto, si acabó siendo tan popular fue por su acierto pleno. Desde entonces hasta hoy, aquellos que pertenecían a la que podríamos llamar Generación Granta no hicieron más que crecer a pasos agigantados, convirtiéndose en un frente vanguardista. Gente con pulsión y estilo propios, que escribían distinto, con ganas de cambiar las cosas, y que terminarían por ser un sector fundamental de creadores definitivos a la hora de construir el futuro inmediato, sí, pero también, y, sobre todo, que serían capaces de combatir lo que los compiladores llamaban “el déficit de atención en un mar de autismo virtual” de los lectores, cada vez más en fuga. Entre esos 22 había nombres conocidos, otros menos, pero todos eran revelaciones. Estaba la española Elvira Navarro, el peruano Santiago Roncagliolo y tres argentinos absolutamente magistrales entonces y que hoy son claves de la literatura universal: Andrés Neuman, Samanta Schweblin y Patricio Pron, de quien tenemos importante novedad...

CUENTOS. Alfaguara acaba de publicar ahora mismo una interesantísima selección de narraciones cortas de Patricio, Trayéndolo todo de regreso a casa. Este título se ha utilizado por primera vez, en la misma editorial, en el año 2011. Como es lógico, el nombre es simplemente referencial, pues el contenido ha variado, y ha sido, en todo caso, corregido y aumentado. Los relatos han sido escritos entre 1990 y 2020. Muchos de ellos aparecieron en diversos medios, como las revistas Madriz, Rosario/12 o Página/12 y en diversas antologías. Uno por uno, y todos en conjunto, poseen una grandeza tal que pueden llegar a aturdir. No solemos leer cosas tan complejas y perfectas muy a menudo. Alguno de ellos, como Es el realismo, fue premiado en su día; concretamente con el Juan Rulfo de Relato en 2004. Otros, como La ahogada, parecen apartarse de las típicas influencias que suelen asociarse a su autor (la sombra de Borges, claro), y uno se encuentra con escenarios casi sobrenaturales que recuerdan a la Comedia de Dante. Y más borgiana podría ser la historia de María Tolosa, Las lenguas que hablaban. Pero lo que sí les garantizo es que este libro es un regalo de los dioses, y la constatación de que estamos ante uno de los volúmenes más luminosos que hemos leído nunca...