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Puritanismo impostado

    DESDE la muerte de George Floyd, asfixiado bajo la rodilla de un policía en Mineápolis, se ha extendido por EE. UU. una oleada de revisionismo histórico que ha puesto su mirada en estatuas, monumentos y símbolos desplegados en ciudades e instituciones del país.

    En este ambiente, la plataforma televisiva HBO Max, presionada por una opinión pública que actúa como el censor soviético que destruía películas porque los protagonistas no mostraban conciencia de clase, ha retirado de su catálogo Lo que el viento se llevó, probablemente la película norteamericana más popular de todos los tiempos. La compañía ha asegurado que volverá al catálogo con un comentario para contextualizarla dentro de su época. Esto coincide con decisiones de otras compañías como Disney, que ha hecho lo propio con su Canción del Sur (film polémico desde su estreno en 1946), o el canal Paramount que canceló el programa Cops protagonizado por policías reales. ¡Necesidad de blanquearse (o ennegrecerse) por la diversidad racial!

    ¿Lo que el viento se llevó es un film racista?, sin duda. No porque justifique la violencia con los negros, simplemente porque los EE. UU. de 1939 lo eran, y más aún la parte de la historia que refleja. Hattie McDaniel la primera persona negra en ganar un Óscar por su papel en esta producción como la Mammy que cuidaba a Scarlett, recogió su premio en un teatro segregado y al morir no pudo ser enterrada en el cementerio principal de su ciudad porque era sólo para blancos.

    El racismo es uno de los peores males que acechan a la humanidad, ya que impregna el cerebro de muchas personas que consideran al “impuro” como indigno de compartir escuelas, restaurantes, familias y hasta el propio aire que se respira.

    Creo que lo odioso es el racismo, no las obras que lo describen, por eso me pregunto: ¿acaso se puede juzgar una película de los 30 con parámetros actuales? ¿Se debe censurar el pasado por no ajustarse a lo que somos hoy?, y lo que es más, ¿Quién tiene el derecho de elegir lo que debemos ver, entender y leer?

    La tiranía de los estúpidos ha hecho diana esta vez en el cine. Parece que en tiempos de corrección política y redes sociales inquisitorias, hay que dar los pasos necesarios para imponer un modelo cultural apto para todos los públicos, desgrasado y adaptado a la interpretación de lo políticamente correcto, temerosos de que los espectadores desprevenidos puedan sucumbir a los encantos de una película y de su visión romántica del Sur estadounidense de la Guerra Civil.

    Escondidos entre el furor de la horda, MeeToo, Movimientos Feministas, Greta Thumberg, etc., seguidores del nuevo totalitarismo de lo Políticamente Correcto, buscan corregir o borrar el pasado que no encaje con sus actuales ideas. No practican una censura explícita, sino más bien una reeducación para acomodar la conducta al pensamiento único, y adoctrinar así a la sociedad, donde la más mínima disidencia está prohibida. Se fusilan las creaciones que no entran en el molde y se liman las aristas que puedan herir a cualquier colectivo con vocación de ofendido. Como escarmiento descargan la munición de etiquetas sobre el autor, reivindican su condena social y reclaman daños basados en sus prejuicios.

    A Goya le gustaban los toros, ahora que estos están mal vistos, a ver cuándo empiezan a quemar sus cuadros. Lo de los nazis quemando libros va para anécdota.

    15 jun 2020 / 22:48
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