Quessada, un universo

EL Museo de Pontevedra, con la Fundación Xaime Quesada Blanco, presenta una exposición en la que se nos muestran cincuenta y nueve obras que repasan la trayectoria artística de ese gran pintor que fue Xaime Quessada (Ourense, 1937-2007). Lo presentado nos lleva desde 1957 al 2003, en una serie de trabajos en donde se pueden contemplar obras resueltas en una gran variedad de técnicas y en formatos, también, muy diversos.

Llama la atención, como siempre que uno se acerca a Quessada, su virtuosismo, su capacidad imaginativa, ese ser suyo que lo lleva a asumir la historia de la creatividad artística en su totalidad, asumiendo la interpretación de los más variados registros, no solo en la enorme distancia existente entre lo estrictamente figurativo y la abstracción sino también en la captación de los más distantes estados de ánimo que, de un modo u otro, una pintura cualquiera pueda suponer; su obra sabe, en ocasiones, por ejemplo, reflejar ternura y, en otras, se convierte en descarnada expresión de un dolor ingente.

Xaime Quessada es, qué duda cabe, uno de los más grandes en el panorama artístico gallego de la segunda mitad del siglo XX. Lo que hizo es fruto de su talento y de su oficio, de sus experiencias como hombre que recorrió los caminos del mundo, que viajó a lugares como Egipto y Grecia, buscando y buscándose; que admiró, entre otros, a Picasso, es verdad, pero, además, en su hacer, hizo mucho más que asumir, magistralmente, toda una variedad de fuentes.

Pilar Correidora, como siempre, ha hecho muy
bien su labor de comisaria
y el Museo de Pontevedra, también como siempre, ha concebido un catálogo ejemplar, algo muy pertinente, siempre, pero mucho más
en un momento como este en el que no es tan fácil visitar exposiciones.