¿Quién ganó en Alemania?
SE congratula el PSOE por el supuesto éxito de los socialdemócratas en las elecciones legislativas celebradas en Alemania el pasado domingo. Pero lo cierto es que ha sido la derecha, representada en sus diversas fuerzas, la gran victoriosa. Quizá de ahí la curiosa y anticipada felicitación el miércoles de Angela Merkel a Olaf Scholz por su “éxito electoral”.
¿Cándida efusividad, astuta ironía, o sólo ejemplar diplomacia política? Cualquiera de las tres hipótesis encajan con el perfil de la todavía Canciller alemana. Sea como fuere, los votantes han visto en Scholz (25,7%) más al vicecanciller que trabajó codo con codo con Merkel durante estos años tan difíciles, que al candidato de un partido que, desde la izquierda moderada, aceptó forjar un Ejecutivo dentro de ese centrismo que agrada a la mayoría.
La posibilidad de formar un Gobierno de derechas, ganadoras en el cómputo global de votos y escaños, tampoco es desdeñable. En Alemania sólo sería posible si Armin Laschet (24,1%) lograse seducir al Partido Democrático Libre (la FDP, con un 11,5%) y a Los Verdes (con un 14,8% y difíciles de roer). Esto es así porque, dadas las decisiones tomadas en la esfera política germana, una coalición de conservadores, centristas, liberales y de derechas más escoradas, no resulta, hoy por hoy, factible.
Los partidos políticos, incluidos los de centroderecha, decidieron en su día establecer un cordón sanitario en torno a Alternativa para Alemania (AfD), organización cuyos postulados apuntan a un extremismo que inquieta a la locomotora europea. Como también desasosiega todo lo que apunte a esas izquierdas radicales y populistas que en otros países, como en España, sí consiguen hacerse con el poder debido a la debilidad del centroizquierda y a la sumisión que les muestra Pedro Sánchez.
Die Linke; es decir, la Izquierda más (pos)comunista del país, ni siquiera logró el 5% de los votos, pese a que el sistema de representación y los tres diputados logrados por elección directa le permitirá seguir teniendo voz en el Bundestag. Paradójicamente, Alternativa para Alemania ha conseguido mantener un buen número de papeletas, alcanzando un 10,3% del escrutinio. En resumen, que la ultraderecha tiene una base social mucho más amplia que esa izquierda radical que, pese a no sufrir un bloqueo gracias a su falso comedimiento, no resulta del agrado de la sociedad más madura y cabal de la UE.
Hablamos de votantes que aplauden las grandes coaliciones entre un centroderecha y un centroizquierda representados por los democristianos de la CDU y los socialdemócratas del SPD. En todo caso, el Gobierno que logre decidir el futuro de los alemanes siempre resultará patriótico, capaz de sobreponerse a las ideologías, y comprometido con el bienestar general del país.