¿Rural con calidad?

debate La crisis del sector financiero y las fusiones bancarias son el caldo de cultivo perfecto para el cierre de sucursales. En el ámbito urbano la reducción se nota, pero la presencia física sigue existiendo. Sin embargo, en muchos ámbitos del rural, donde las entidades ya no rentabilizan sus oficinas, optan por echar el cierre total dejando sin servicio a los ciudadanos. El problema no es sólo de Galicia, sino que es extensible a otros muchos territorios de España, que ya llevan años alzando la voz contra esta política que agudiza las carencias de quienes viven en el interior en ayuntamientos de pequeña dimensión.

La preocupación de la Xunta, expresada en numerosas ocasiones, es considerada por los grupos de la oposición como una postura tibia con quienes obtienen magros beneficios anuales. Si el Gobierno gallego propone a las entidades ayudas para mantener los cajeros para los grupos de la oposición estos dispensadores de dinero, pese a que tienen también otras funciones, no suplen la presencia de sucursales.

En toda España se alzan las voces críticas porque la población mayor tampoco está rodada en las nuevas tecnologías como para sacar partido a los cajeros. Bloque y PSdeG exigen a la Xunta medidas porque remarcan que la Administración autonómica cuenta con competencias para solventar el problema. Si el medio rural sigue perdiendo los servicios básicos propios de un estado de bienestar también pierde interés como lugar idóneo para vivir y la denominada España vaciada irá a más. Por eso, es precisa una solución urgente que garantice que vivir en el rural no es optar por una peor calidad de vida. ¿No es eso lo que proclaman las autoridades? alberto vidal