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Salud mental

    LA semana pasada, en la sesión de control al Gobierno en el Parlamento español, el diputado Errejón se interesó por el estado de salud mental en España, exponiendo los serios problemas actuales que se ponen más de relieve y visualizan debido a la pandemia. Preguntaba cómo remediarlas y por las previsiones sobre las actuaciones futuras. Aunque durante su intervención se escuchó una voz insultante diciendo “vete al médico”, al final fue aplaudido por prácticamente todo el arco parlamentario.

    No es usual que las intervenciones en el Parlamento no se dirijan a increpar, criticar y a veces a insultar al rival. Por el contrario, no es frecuente que saquen a la luz problemas difíciles que la sociedad tiene y que debe afrontarles lo antes posible. El objetivo no debe ser fastidiar al contrario sino el de buscar y promover soluciones.

    Por esto creo que es importante el aplauso obtenido de toda la Cámara y que podría servir de ejemplo para que este tipo de intervención se diese con más frecuencia. Sería la manera eficaz de recuperar el prestigio perdido en la política. Ese aplauso debió figurar en la portada de los telediarios y de los medios de comunicación.

    La pandemia ha acentuado la soledad, angustia y depresión de muchas personas. Al número importante que ya antes de la pandemia existían, se han sumado otras, fruto del confinamiento, incertidumbres sobre el futuro, pérdidas de empleo, ertes, situaciones familiares, experiencias de enfermedad o fallecimiento de familiares. Una muestra de lo que decimos es que el teléfono de la esperanza tuvo ciento sesenta mil llamadas de personas que expresaban todos estos sentimientos y estados de ánimo. Los datos que revelan varias encuestas apuntan a la misma dirección.

    Sin embargo, a la sociedad no le gusta hablar de la salud mental, como no le gusta hablar del suicidio. Cuando se dice que cada día se suicidan en España 10 personas, en el año más de 3.600, se piensa que es inevitable, cuando no es así y se podrá evitar con una sociedad y un sistema sanitario preparados. Para evitar accidentes y muertes por tráfico (el número de muertes es menos de la mitad que por suicidio) hay todo un sistema con muchos policías y guardiaciviles dedicados a la prevención, así como normas para toda la sociedad. No hay paralelismo con ello referido a la salud mental.

    Es urgente actualizar la estrategia de salud mental nacional. En particular es muy necesario dotar al sistema de muchos más profesionales, psiquiatras y psicólogos, para que puedan dar tratamientos eficaces. En muchas enfermedades psiquiátricas, el tratamiento requiere consultas con periodicidad semanal o quincenal que hoy en día no puede hacer el sistema de salud pública, con los recursos humanos actuales y donde se acumulan las listas de espera.

    Ir a la consulta privada, no es la solución para muchas familias sin recursos económicos que tienen que aguantar la enfermedad sin ayuda eficaz. Se debería multiplicar por tres el número de profesionales para igualar el número medio de la Unión Europea.

    26 mar 2021 / 01:00
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