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Sánchez en Kiev

    EL presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, llegó a Kiev al mismo tiempo que Vladimir Putin, daba por conquistada la ciudad portuaria de Mariúpol sin que sus tropas entren en el reducto de la planta metalúrgica de Azovstal, donde se han atrincherado los últimos militares ucranianos que defendían la ciudad y que se encontrarían totalmente cercados, sin que pueda enterar “ni una mosca” como ha ordenado el presidente ruso. De esta manera el Kremlin ha conseguido uno de sus objetivos, unir las regiones del este del país que se encontraban bajo su control con la península de Crimea que ya se anexionó en 2014.

    Sánchez, que se ha trasladado a Kiev para entrevistarse con Volodímir Zelenski, realiza la visita con el respaldo de la mayor parte de los representantes de los partidos políticos, que han expresado su simpatía con el compromiso por la independencia y soberanía del país invadido, y con la solidaridad concretada en el envío de armas ligeras, en sintonía con las políticas del resto de Europa, la acogida hasta el momento de 134.000 ucranianos que han huido de la guerra y el anuncio de la reapertura de la embajada española en Kiev.

    Al lado de las muestras de solidaridad y ayuda humanitaria, Ucrania necesita más ayuda militar, en forma de material pesado, que permita contrarrestar en parte la potencia ofensiva rusa, a la vista de que la guerra puede entrar en una nueva fase, sin que se atisbe por el momento una solución diplomática al conflicto, centrado ahora en la anexión definitiva del Donbás y puede que en cerrar el acceso de Ucrania al mar con la toma de Odessa.

    Europa se debate entre evitar una mayor implicación militar que anticipe una posible conflagración mundial y la supresión de las compras de gas y petróleo a Rusia, con las que financia la guerra, y los discursos bienintencionados inservibles ante quien es autor de crímenes de guerra y fía su victoria militar a la destrucción sistemática de ciudades y la muerte de civiles.

    La sociedad española, afectada como todos los países europeos por la guerra, a la que debe parte del aumento de la inflación hasta casi el diez por ciento, mantiene alto el nivel de solidaridad con Ucrania a pesar de que esta tragedia ha entrado en el debate político partidario. No solo por la actitud de Podemos y su beatífica propuesta de que “defender la paz es el único camino”, cuando enfrente se tiene al oso ruso, sino porque la tardanza en la reacción del Gobierno ante las consecuencias de la guerra forma parte del enfrentamiento con la oposición y sus apoyos parlamentarios sobre la situación económica de nuestro país.

    La conmoción expresada por el presidente del Gobierno tras visitar la localidad de Borodianka, próxima a Kiev, junto con la primera ministra danesa, Mette Frederiksen, tras comprobar de primera mano los estragos de la guerra de Putin es la misma que sienten los españoles cada vez que ven las imágenes de la guerra y la que sustenta la solidaridad con el pueblo ucraniano.

    23 abr 2022 / 01:00
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