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Sánchez habla de 850.000 empleos, ¿les suena?

    UN reciente estudio realizado por universidades de Cataluña y Aragón estima que de haberse confinado a la población una semana antes se hubieran evitado 23.000 muertes en la primera ola. Sánchez tomó esa medida el 14 de marzo cuando la epidemia ya estaba descontrolada. Claro que una semana antes hubiera coincidido con las vísperas del 8-M, antes de las manifestaciones multitudinarias del Día de la Mujer apoyadas por el Gobierno.

    Siempre nos quedará la duda de si se priorizó el derecho a manifestarse sobre el de la salud. En otros países europeos hubo movilizaciones, pero ninguna de la magnitud de las españolas y menos promovidas desde las instituciones.

    A este asunto, al exceso de muertos por la COVID, no se refirió el presidente en la comparecencia de ayer en el Congreso sobre la situación de la pandemia. Volvió a mostrarse satisfecho por la gestión realizada, con nula autocrítica, en un tono electoralmente triunfalista en contraste con la tozuda realidad de los hechos. España sigue siendo uno de los países más afectados del mundo, el que más sufrió las consecuencias económicas de nuestro entorno europeo y de los que menos ayudas directas concedió a los más afectados así como de los que presenta un futuro económico más incierto.

    Su intervención la centró en dos aspectos: pidió consenso a la oposición –no a Podemos– y anunció medidas para reactivar la economía. Sobre la concordia, él mismo se delata subliminalmente al calificar a su ejecutivo como “Gobierno de coalición progresista”, lo repitió ayer, cuando debiera ser simplemente el Gobierno de España, desprovisto de calificativos que desprenden tufo sectario y excluyente.

    A falta de un análisis en profundidad de la gestión de la pandemia, el presidente hizo anuncios y promesas, como el de ayudas a los sectores más afectados por importe de 11.000 millones de euros. Desconozco si la cifra es suficiente o no, pero dándola por buena, o sencillamente es lo que hay, se echa de menos la explicación de cuándo, cómo y a quién van dirigidas. Es un clamor en toda España la reclamación de ayudas directas a cargo de la Administración central. Las arcas autonómicas y locales son insuficientes. Además, es diferente que se trate de inyección directa a autónomos y empresas que bonificaciones en las cotizaciones, tasas e impuestos.

    La promesa de los 11.000 millones en ayudas vino acompañada de otra, en parte consecuencia de aquella, según la cual en los próximos años se crearán en España 850.000 empleos de calidad. A los de la quinta de Sánchez y menor edad tal vez la cifra no les recuerde nada, del mismo modo que la mayoría de los jóvenes no saben quien es Tejero ni qué sucedió el 23-F.

    En el año 1982 Felipe González prometió crear una cifra similar de empleos –800.000– y casi todos le creímos. Sin embargo, él mismo reconocía hace un año en A Toxa, en un mano a mano con Rajoy, que tras arrasar en las elecciones del 82 no solo no logró el objetivo sino que se destruyó un millón de puestos de trabajo.

    Sánchez conoce la historia y me temo que, al contrario que entonces González, no se cree lo de los 850.000 nuevos empleos ni los 11.000 millones en ayudas. Pero, claro, mejor las mentiras piadosas que hablar de los casi 100.000 muertos, reales, de la COVID. Hay que ir preparando las elecciones.

    25 feb 2021 / 01:00
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