Santiago en un nuevo tiempo

La reciente reunión del Real Patronato de la ciudad de Santiago de Compostela ha marcado un punto de inflexión importante que mira, desde un sopesado plan de inversiones, a los próximos diez años. Presidido por Felipe VI, allí estaban distintas instancias, de máxima relevancia, del gobierno del Estado, de la Comunidad Autónoma, del Ayuntamiento y, también, de la Iglesia y la Universidad Compostelana.

Es muy importante, por supuesto, que la mirada de quienes planifiquen lo hagan mirando hasta el Xacobeo de 2032 y de que, en el tiempo intermedio, se disponga de un presupuesto que suma 281.562.000 de Euros pero mucho más, sin duda, es el destino que se le otorga a las diferentes partidas, atendiendo a inteligentes objetivos a desarrollar. Hay que aplaudir, por ejemplo, el hecho de que se cuiden y pongan en valor los cursos fluviales del Sar y del Sarela, como también que calles como las del Hórreo y Sar se traten con la debida atención; enlazar adecuadamente las estación del ferrocarril, con la intermodal ya en acción, así como la Ciudad da Cultura con el casco histórico son tareas pendientes a las que el plan le otorga soluciones.

Si el espacio de la catedral demuestra, en el día a día, que resulta muy pequeño en relación con el interés que encierra y que precisa a las plazas que lo entornan como su adecuado complemento, también el conjunto del denominado casco histórico tiene una dimensión menor con respecto a los visitantes que se reciben, lo que aconseja poner en valor, también en este caso, espacios colindantes, susceptibles de ser mejorados. En todo caso la atención a nuestro patrimonio monumental, siempre imprescindible y que exige un tratamiento continuo, ha de compatibilizarse con la generación de una ciudad renovada.