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Sector turístico y pandemia

    EL desprecio del Gobierno hacia el turismo quedó patente cuando el ministro Garzón se refirió al sector como “precario, estacional y con bajo valor añadido”, causando una gran indignación entre los españoles. Al tiempo, durante el estado de alarma el Ejecutivo tardó en inyectar ayudas a ámbitos estratégicos como el hotelero y el hostelero. Y ahora incluso vemos cómo Fernando Simón expresa, con ligereza, su satisfacción ante el hecho de que los británicos no vayan a venir a España por las restricciones impuestas desde Londres.

    Todos estamos de acuerdo en que España debe apostar por desarrollar sectores e industrias alternativas, y favorecer la inversión en I+D+i, en energías renovables, en industria alimentaria, en telecomunicaciones y nuevas tecnologías, e incluso en productos farmacéuticos y biomédicos. No obstante, no hacer depender el futuro de nuestra economía del turismo, e incluso de la construcción, no entra en conflicto con un sector en el que hasta hace poco sobresalíamos: el ámbito turístico.

    El legado monumental e histórico de nuestro país, la oferta cultural y de ocio, la variedad de nuestros parajes de costa e interior, nuestra agradable climatología, o la riqueza gastronómica de nuestros pueblos y ciudades, nos convierte en un enclave singular. Es motivo de orgullo y fuente de ingresos; y se merece, cuando menos, un esmerado cuidado, una decidida defensa, y las preceptivas campañas que pongan en valor este potencial de nuestra tierra.

    Frente a ello nos hemos topado con un Gobierno empeñado en despreciar el ámbito que, hoy por hoy, nos guste más o menos, sustenta nuestra economía. Por ello es inconcebible e imperdonable la actitud de quienes no han actuado como se esperaba, no sólo pecando de omisión al no ocuparse de velar por un sector que hasta ahora había convertido a España en un destino ideal, sino incluso desdeñándolo y contribuyendo a su declive.

    Las autoridades sanitarias no pueden aludir con imprudencia a una segunda ola de la pandemia. Deben decir alto y claro si estamos en una situación peor que otros países de nuestro entorno; porque, de ser así, debemos tomar cuantas medidas sean necesarias (incluyendo el cierre de locales de ocio y hostelería donde proceda), e inyectar nuevas ayudas a los afectados, porque la adopción de medidas también proyecta confianza, seriedad y seguridad a nivel internacional.

    Si no es el caso, y estamos mejor o igual que otros países europeos, entonces han de diseñarse campañas que atraigan a turistas y visitantes, a la vez que contribuyan a garantizar su salud y la de los españoles, como están haciendo otros países, promoviendo, por ejemplo, la realización de test en el lugar de origen o de destino. Y si en realidad no se sabe cómo estamos, pues tendrán que ponerse a trabajar de una vez por todas. A estas alturas de la pandemia, ya no hay excusa posible.

    31 jul 2020 / 23:00
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