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{ COMPOSTELA EN FORMA }

Snif, snif!... ya se huele el segundo libro de SC

¿No lo percibe? En el ambiente flota un “no sé qué”, un rico aroma a imprenta y a papel nuevo, a tinta china “fresquita del trinque” y a texto recién impreso (o imprimido)... pero sobre todo huele a ilusión, chavales, porque está a punto de salir éste mi segundo libraco, el cual ya casi-casi ha tomado forma corpórea definitiva... ¡qué poquito falta, dios!

Así es, queridos amigos; transcurridos seis largos años tras la publicación de mi ópera prima, las 65 preguntas que usted debería hacerse, ha llegado el momento de presentar mi segundo proyecto: un tratado integral de nutrición fisiológica cargadito de nuevos, rigurosos y muy sugerentes contenidos, todo ello sazonado con muuucha retranca gallega, pues tal ha sido el estilo de SC, verdad, a lo largo y ancho de estos últimos diez años.

Tras casi una década escribiendo cual poseso, muy especialmente en este medio de comunicación llamado EL CORREO GALLEGO, ha llegado el momento de hacerme un hueco en los anales de la historia –qué digo historia, en la gloria eterna- lanzando un buen “petardazo” en forma de libro, mamotreto o “cosa”, cuya base filosófica hunde sus raíces en la medicina preventiva, ya saben, esa medicina que se practica antes de que aparezca la patología, no después con objeto de enmascarar los síntomas.

Grosso modo, la cosa va de lo siguiente:

1/ Correcta elección nutricional, incluyendo también ciertos suplementos dietéticos sabiamente elegidos.

2/ Momento idóneo para alimentarse, o crononutrición, mucho más importante de lo que uno se piensa.

3/ Formas apropiadas para comer, aplicando la técnica de la alimentación consciente (en tiempo real) pero también guiados por el principio de mínima intervención, a la hora del cocinado.

¡Ah! Y todo lo anterior se detalla en el libro, pero sin dejar de dar unas buenas pinceladas a la correcta disposición, o proyección mental, para afrontar esta estresante vida occidentalizada... ¡sin olvidarnos de la importancia de la actividad física, faltaría plus! Es un plan perfecto, sin fisuras.

Pero si este libro se me antoja “especial” es por una cosita: porque constituye el primer tratado integral de nutrición fisiológica. Pero, ¿qué es eso de la nutrición fisiológica? Traducido en plata: es el modo de alimentarse en tiempo y forma que, entre otras cosas, logra desinflamar el aparato digestivo y, por lo tanto, blinda nuestra salud, potencia nuestras defensas y mejora las aptitudes regeneradoras del cuerpo, a través de estos sencillos mecanismos:

1. Lógicamente, eligiendo sabiamente las viandas que nos llevamos a la boquita linda, priorizando los alimentos fisiológicos sobre los comestibles anti-fisiológicos (engendros plastificados y refrescos varios); es decir, priorizando la ingesta de alimentos tradicionales frente a los comestibles modernos infumables; es decir, decantarse por esos mismos alimentos que tomábamos hasta hace bien poco, antes de la irrupción generalizada de los engendros ultraprocesados, pongamos que en la época de nuestros abuelos... a ver, tampoco nada nuevo bajo el sol sino fuese por los apartados que siguen a continuación.

2. ¿Somos lo que comemos? ¡¡¡Piiiiii!!!! Error: somos lo que comemos (1), cómo lo comemos (2) y cuándo lo comemos (3):

- La gente ya no come, engulle. Mal, hombre, mal. Hay que andar calmado a la hora de papear y, además, hay que elegir sabiamente el escenario deglutorio, evitando por tooodos los medios posibles comer con prisas y/o ansiedad... porque las catecolaminas que se liberan con el estrés nos cortan la digestión, alma de cántaro. De lo de masticar despacito y disfrutar de la comida en tiempo real, de eso ya ni hablamos..., que me repito más que el ajo. Y a la hora de cocinar, lo mejor –de lo mejor- es aplicar el principio de mínima intervención; es decir, “no tardes más tiempo en preparar tu comida que lo que tardarías en comértela” o, al menos, así debería ser en la mayoría de las ocasiones. Deglución fisiológicaGlup!- como recalca un servidor.

- Y, ¿es lo mismo comerse una ensalada a la hora de almorzar que a la hora de cenar? No señor. ¿Es lo mismo hincarle el diente a una manzana –creck- con el estómago vacío, que tomarla a modo de postre? Ya te digo yo que no. ¿Da igual cenar frío que caliente? Tampoco. Y los huevos, ¿cuál es el mejor momento –y modo- para zampárselos?... Cronoterapia fisiológica, de eso va la cosa.

3. La salud armoniosa de todo el body depende también de añadir a la ecuación dietética una buena gestión del estrés (“la vida es un 10 % lo que te ocurre y un 90 % cómo lo afrontas”), cosa indispensable con los tiempos que corren (covid, cambio climático, híper-inflación, Tercera Guerra Mundial), así como la práctica salutífera de un poquito de actividad física que, daño-daño nunca hace, verdad.

Pero centrándonos únicamente en el aspecto dietético, la nutrición fisiológica (término acuñado por el autor, hasta que se demuestre lo contrario) consta, pues, de aunar los siguientes conceptos:

1. Somos lo que comemos: alimentos fisiológicos; es decir, aquellos que van a favor de nuestra fisiología digestiva (pera, manzana, pescado, huevo), que no en su contra.

2. Somos cómo lo comemos: engullimos, que no comemos. Mal asunto. Hay que resetear el modus operandi y pasarse a la deglución fisiológica..., “a los despacitos”.

3. Somos cuándo lo comemos: cada cosa del yantar tiene su tiempo idóneo (cronoterapia fisiológica). Digo más: la persona que sabe cuándo es el momento crítico –y no otro- para alimentarse apartará de su lado definitivamente a los siete grandes males que asolan nuestra era, los cuales propician, a su vez, muuuchas de las enfermedades crónico-degenerativas características de nuestra época..., grandes males, por otra parte, que usted ya debería conocer, ¿me equivoco?

Pero hagámonos las siguientes preguntas:

¿Qué tienen en común las más de 80 enfermedades autoinmunes diagnosticadas hasta la fecha (donde el cuerpo se ataca a sí mismo)? Pues la inflamación crónica de bajo grado, muy probablemente.

¿Es posible que haya algo que se nos esté escapando, acerca de la propensión a tener piedras en el riñón, o en la vesícula, o a la tendencia exagerada de tener caries o a que se nos descalcifiquen los huesos? La acidosis metabólica mismamente podría ser.

¿Qué nexo puede existir entre la insuficiencia cardíaca congestiva o la insuficiencia venosa, la hipertensión, la cirrosis, la dieta alta en sodio y la obesidad? Pues quizás el edema sea.

¿Y la fatiga crónica, la fibromialgia y cierto tipo de cefaleas crónicas, pueden tener un punto en común que las caracterice a todas ellas? La disfunción mitocondrial canta por soleares..., todo podría ser.

Éstos... éstos y no otros son (en la humilde opinión del autor) los súper-villanos que erosionan nuestra salud a pasos agigantados, y en total son siete, por eso mismo en el tratado aparecen detallados toditos ellos, incluyendo lógicamente sus oportunos remedios, más concretamente a través de menús fisiológicos. De hecho, no sé si se han fijado ustedes pero este servidor lleva ya unos 3 ó 4 mesecitos mostrando y detallando tales males (a razón de dos ó tres artículos dominicales por mal) en este rotativo, para que la gente se vaya haciendo una idea del panorama que les aguarda de no tomar ciertas –digámoslo así- cautelas fisiológicas..., a través de la dieta + gestión del estrés + ejercicio.

El libro saldrá a la venta próximamente, si nada lo impide antes del verano, y se adjuntará con este periódico a un precio muy sugerente. Estén atentos pues, amigos, si no quieren perderse esta gran oportunidad de blindar su salud por los cuatro costados... ¡¡¡y de lucir un tipito envidiable en la playa este verano, que eso nunca sobra!!!

EL OBJETO DE ESTE ARTÍCULO ES SÓLO ORIENTATIVO. CONSULTA CON TU MÉDICO Y/O ESPECIALISTA CUALQUIER CAMBIO EN TU DIETA O ENTRENAMIENTO

27 mar 2022 / 01:00
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