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Tanxugueiras

    QUIZÁ el jurado del Benidorm Fest trate de impedir hoy que Tanxugueiras nos represente en Eurovisión, a pesar del hermoso revuelo que han levantado en España y más allá de nuestras fronteras las hermanas Olaia y Sabela Maneiro, y su amiga Aida Tarrío. Fíjense que hasta han conseguido que mucha gente sin interés por el certamen esté pendiente de la suerte que corra Terra.

    Se confunde de nuevo el jurado. Y digo de nuevo, porque la miopía de los jurados para Eurovisión ya la conocemos, a juzgar por los resultados de España en anteriores ediciones. Esta vez pierde una oportunidad única, pues, sin desmerecer a los demás aspirantes, el mensaje de Tanxugueiras no debería desaprovecharse. Tanto el tema como el estilo de las gallegas dice mucho de España y sus culturas.

    La reivindicación que hacen estas jóvenes de la música tradicional del rural gallego, que han sabido envolver brillantemente con la electrónica más actual, demuestra su capacidad de combinar el pasado con el presente a la hora de proyectar el futuro.

    Más evidente aún es el contenido de la canción, que habla de una madre tierra sin fronteras, en la que todos son bienvenidos, donde las mujeres hacen oír sus voces empoderadas, y en la que la alegría y la fiesta se comparten en comunidad. La puesta en escena del miércoles lo demostró, apostando por colores e imágenes que representan la fuerza de la fusión entre el ser humano y la tierra desnuda, a la que aluden como un hogar que da cobijo a todo el que lo habita.

    Espectadores de toda España, de Europa y del continente americano ya habían manifestado en distintos medios y redes que el tema de Tanxugueiras, a pesar tratarse de una canción en gallego, les ponía la piel de gallina, y les transmitía un mensaje claro, poderoso y positivo que las convertía en sus favoritas.

    Lo que han conseguido estas tres artistas es mucho ya, porque su reivindicación de Galicia, de sus tradiciones, de su música, de sus mujeres, y de su idioma, ha sido aplaudida por catalanes, vascos, andaluces, asturianos y también por europeos y latinoamericanos.

    No se me ocurre una forma más brillante de enseñar al mundo la pluralidad de España que a través de sus culturas. Y, sí, también muchos aplaudimos que no hayan querido incorporar frases en inglés, cuando su estribillo “Non hai fronteiras” sí se repite en catalán, euskera y bable.

    Bravo por estas jóvenes que no sucumbieron a ese imperialismo lingüístico que invade hasta las expresiones más idiosincráticas de nuestras regiones. Independientemente de que el polémico jurado vuelva a relegar a Tanxugueiras, somos muchos los que ya les agradecemos a estas tres gallegas la lección que han dado al mundo sobre el poder de la música a la hora de reivindicar la cultura, la naturaleza, a la mujer, a Galicia, y a toda España.

    29 ene 2022 / 01:00
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