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Tàpies

Tengo siempre a mano un libro fundamental, que se llama Diccionario de las artes y que firma un señor muy serio (en cuanto a lo que escribe; pero les garantizo que a nivel privado es una de las personas más encantadoras con que me he cruzado en este planeta) y muy digno de confianza, que es académico de la lengua desde hace no muchos meses y que se llama Félix de Azúa. En ese volumen prodigioso, y en el apartado que define, precisamente, qué es Arte, se nos dice lo siguiente: “El Arte es un concepto filosófico que se insinúa en el Renacimiento italiano, crece y se hace adulto durante la Revolución francesa y el imperio napoleónico, y absorbe todo cuanto quedaba de las artes en el período romántico y positivista. La unión, o mejor dicho, la fusión de las artes en un Arte único y superior se encuentra en el origen mismo de lo que llamamos Vanguardias...” Precioso y preciso, desde luego. Cabe dejar constancia de que tal concepto es, con frecuencia, difícil de ver. Ahora mismo, cualquiera puede observar que un tipo como Banksy es tomado por un pirado con pocas luces y mucha jeta, incluso en el mundo de la crítica al uso. Pues bien. Hoy me gustaría traer a colación a uno de los maestros que ayudaron a construir un nuevo horizonte, un futuro espléndido, y, desde luego, cuya obra fue, y sigue siendo, la verdadera Vanguardia de los tiempos que corren y sufrimos...

ANTONI TÀPIES. Este maestro catalán es una piedra miliaria. Alguien que, siguiendo las enseñanzas, entre otros, de Pablo Picasso o de su paisano Joan Miró, llegó a unos planteamientos estéticos tan radicales como hermosos. En torno a él circularon unos cuantos creadores singulares. Personas brillantes de distinta procedencia que estaban de acuerdo con él en su forma de ver las cosas. El argentino Julio Cortázar, por ejemplo, dejó un testimonio escrito sobre sus conceptos comunes en un cuento. El ourensano afincado en Ginebra José Ángel Valente, uno de los mejores poetas europeos del siglo XX, habló con él a petición del diario ABC. Y no tardó mucho en ser editado en un libro que dio en llamarse Comunicación sobre el muro. Es el acta notarial de un milagro. En él se habla de filosofía, de estética, de literatura. Se recuerdan anécdotas de autores que los han marcado a los dos. San Juan de la Cruz, por ejemplo. Valente recuerda lo que sigue: “Uno de los testigos que hablan en el proceso de beatificación, dice que varios frailes caminaban con él y vieron por el camino unos palacios preciosos. Se los señalaron, pero él siguió andando, aunque a la tercera indicación se volvió y dijo: nosotros no hemos venido para ver, hemos venido para no ver...” Grandioso. Esos genios siguen guiándonos...

25 ene 2021 / 00:00
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