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Ternera Gallega y el ministro Garzón

    NOS dice el ministro de Consumo que no debemos comer tanta carne, como si no supiésemos lo esencial que es llevar una dieta equilibrada, no abusar de la carne y los huevos, no excederse con los lácteos, ni sobrepasarse con ciertos pescados, así como controlar el azúcar que consumimos. Todo eso lo sabemos; y somos afortunados quienes podemos optar por seguir las instrucciones de los nutricionistas y aspirar al equilibrio alimentario.

    También lo saben los más pequeños de nuestros hogares, pues no hay más que preguntarles, para descubrir que ya en primaria estudian esa pirámide alimenticia que les informa de las raciones y frecuencias de cada tipo de alimentos para conseguir una dieta saludable. Así pues, es poco lo que el ministro ha aportado a un tema que conocen hasta nuestros hijos e hijas.

    Lo que sí ha conseguido Alberto Garzón es encolerizar a un ámbito productivo altamente relevante para la economía española, como ya había hecho con anterioridad con los sectores del turismo y de las bebidas azucaradas, a los que despreció y cabreó. Su mensaje no ha sido oportuno. Y así se lo hicieron ver tanto el ministro del ramo, como el propio presidente del Gobierno. Si el titular de Consumo realmente se preocupa por los españoles, que empiece por reconocer que estamos en crisis y se ocupe de mejorar nuestra economía y el poder adquisitivo de tantos ciudadanos que no pueden ni aspirar a esa dieta que él pretende imponer.

    En plena recesión económica y monetaria, habría sido más sensato que orientase sus esfuerzos a ensalzar, incluso más allá de nuestras fronteras, la excelencia de los productos cárnicos españoles, y los sellos de calidad que han ido consiguiendo pequeñas y medianas empresas con el esfuerzo de sus trabajadores. A modo de ejemplo, ahí tiene el caso de nuestra apreciada Ternera Gallega. Poco tiempo ha transcurrido desde que vimos y oímos en los medios la queja de muchos ganaderos por esa subida del precio de la luz que amenaza la viabilidad de sus explotaciones. Pues bien, ahora el Gobierno pone en riesgo incluso el consumo de sus productos.

    Garzón debería cuidar su discurso y, en lugar de obsesionarse con la carne roja, recordar que en nuestro país se cultivan excelentes verduras, hortalizas, frutas y otros alimentos cuyo consumo tendríamos que incrementar en beneficio de nuestra salud. También sería oportuno hacer lo propio con la industria pesquera y conservera, a no ser que éstas vayan a ser las próximas dianas de sus ocurrencias. Animamos al ministro a que, si desea dotar de contenido a su cartera, vaya repasando todos los sectores productivos que dan de comer a tantas familias en nuestro país; y que, de cuando en vez, en lugar de denostarlos o hacer peligrar su crecimiento, los ponga en valor y ensalce como bien merecen.

    24 jul 2021 / 01:00
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