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Ucrania, pozo sin fondo

    Ha transcurrido casi un año desde el inicio de la guerra de Ucrania, y la defensa de ese país frente al invasor ruso amenaza con convertirse en un pozo sin fondo para Occidente.

    Al presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, ninguna ayuda militar y económica que puedan estar enviándole los países aliados le parece suficiente.

    El Gobierno de Kiev justifica sus continuas exigencias con el argumento de que sus Fuerzas Armadas no se limitan a defender a su país, sino al conjunto de Occidente.

    Su ministro de Defensa ha admitido públicamente algo que no puede estar, sin embargo, más claro: Ucrania combate en nombre de la OTAN aunque no esté aún formalmente en esa alianza militar.

    Polonia, que parece llevar últimamente en ese asunto la voz cantante entre los europeos y en detrimento del eje París-Berlín, propuso que un grupo de países entregasen voluntariamente a Ucrania los carros de combate alemanes Leopard 2 que guardan en sus arsenales aunque Berlín no diese de momento su visto bueno.

    Las presiones de los Gobiernos de Washington y Varsovia sobre el canciller federal alemán, Olaf Scholz, que se resistía a autorizar la “reexportación” de esos tanques, han sido enormes.

    Y también las de sus propios aliados de coalición, liberales y verdes, a los que parece no interesar el hecho de que una mayoría de los ciudadanos alemanes abogue por la diplomacia frente al rearme. El socialdemócrata Scholz ha acabado cediendo.

    El primer ministro polaco, Mateusz Morawicki, había llegado a preguntarse retóricamente, ante las vacilaciones del canciller, si los alemanes querían seguir con los Leopard 2 en sus depósitos hasta que los rusos derrotasen a Ucrania y se plantasen a las puertas de Berlín.

    Los británicos, siempre tan aguerridos, fueron los primeros en anunciar que pondrían a disposición de las FFAA alemanas sus blindados Challenger 2 sin esperar a lo que pudiese ocurrir con los Leopard o con los M1 Abrams estadounidenses, que también quiere Ucrania.

    Un grupo de legisladores demócratas y republicanos de EE UU que visitó Kiev el pasado fin de semana hizo al término del viaje un llamamiento tanto a Berlín como a Washington para que dejasen de poner pegas a la entrega a Ucrania de esos blindados.

    “Sin tanques, es imposible que Ucrania expulsar a los rusos. Así que espero que tanto Alemania como EE UU los envíen cuanto antes y faciliten así que lo hagan también otros países”, declaró el senador republicano Lindsey Graham.

    Los legisladores estadounidenses parecen convencidos de que con la ayuda de ese armamento pesado, los ucranianos no sólo lograrán expulsar a los rusos del Donbás, sino que reconquistarán la península de Crimea, donde está la principal base naval rusa del Mar Negro.

    Como los gobernantes polacos, los bálticos y tantos políticos europeos decididos a darle a la Rusia de Putin una lección que nunca olvide, los legisladores estadounidenses no parecen tomarse en serio las advertencias rusas, entre ellas la del presidente de su Parlamento, Viajeslav Volodin.

    Según éste, el envío por la OTAN del armamento más pesado que quiere Kiev podría dar lugar a una respuesta contundente por parte de Moscú y llevar eventualmente a una “tragedia global”.

    Washington ha anunciado ya el envío de más ayuda militar a Ucrania por valor de 2.500 millones de dólares: ayuda que incluye 90 vehículos de transporte blindado Stryker y otros 59 Bradley, a los que parece que se sumará pronto el principal objeto de deseo de Kiev: los M 1 Abrams. ¿Le bastará todo ello a Zelenski?

    26 ene 2023 / 06:00
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