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Una noticia escandalosa

    LOS diccionarios de la RAE y María Moliner, que explican las palabras de la lengua de forma ordenada, definen la voz “escándalo” como desenfreno, mal ejemplo, abuso, acción que se considera intolerable y provoca indignación...”.

    Acudo a ellos para calificar esta noticia: “Un instituto de Sevilla aprueba de golpe los ocho suspensos de un alumno que ni siquiera iba a clase”, publicada el 21 de junio en El Mundo.

    La firma Olga R. Sanmartín y cuenta que el IES Félix Rodríguez de la Fuente aprobó a un alumno de segundo de la ESO las ocho asignaturas que tenía suspensas. El chico tenía abierto un expediente de absentismo escolar sin causa justificada, había entregado algunos trabajos y asistía a exámenes presenciales, pero no alcanzaba los conocimientos mínimos exigidos y obtuvo ese resultado.

    Pero la madre reclamó alegando que su hijo “ha estado desatendido” y pedía “una excepción en su caso”, reclamación que los profesores estudiaron y aportaron más de 100 correos electrónicos que constatan que ayudaron y dieron atención telemática por Moodle que el alumno no aprovechó. Por eso ratificaron los suspensos porque, “después de atender al escolar según la legislación vigente, las notas obtenidas en las diferentes asignaturas no alcanzan el aprobado”.

    Entonces intervino la directora del centro que contó a los profesores que el inspector daba veracidad a la reclamación de la madre –“que el alumno no había tenido la atención debida”– y les dijo que “tenían que aprobarle porque, si no, iban a tener problemas”. Fue el punto de inflexión. Los docentes, indignados, volvieron a reunirse y decidieron sustituir los ocho suspensos por aprobados “para no tener líos”.

    Olga R. Sanmartín termina la información diciendo que la Junta de Andalucía abrió una investigación sobre los hechos. Pero sea cual sea la conclusión, el mal ya está hecho. Imaginen el destrozo que la inspección y la directora de ese IES causaron en el estado anímico de los docentes. Ellos son la clave de la calidad y eficiencia del proceso educativo y, en lugar de valorar su profesionalidad, investirlos de autoridad y prestigiar su función, fueron desautorizados.

    Lo ocurrido en Sevilla se produce en más centros, aunque nunca de manera tan escandalosa. Ocurre también en las Universidades. En Galicia un decano se acojonó ante la reclamación de unos alumnos y nombró un tribunal de profesores asociados para revisar los exámenes que habían calificado los catedráticos.

    ¿Cómo hemos llegado a semejante despropósito? Parafraseando al torero Juan Belmonte, “degenerando”, es el resultado de las sucesivas leyes de educación. La Lomloe, la última, ya “legaliza” que se puede pasar de curso con suspensos.

    02 ago 2021 / 01:00
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