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“V Ciclo de piano Ángel Brage”

    El “V Ciclo de piano Ángel Brage”, ofrecido en la temporada 2012/3, repetía la fórmula mantenida desde los comienzos con un total de tres conciertos para el instrumento, según el ideario trazado desde la primera convocatoria y con la garantía del aval de quienes lo hicieron posible aunque a partir de entonces alguna de las firmas promotoras se hubiese caído del cartel. Se mantenía “Televés” y el propio Auditorio de Galicia, que sabrá velar por él hasta la actualidad, con la inevitable alteraciones que cada curso deberá soportar a tenor de acontecimientos condicionantes que darían para extenderse con mayor amplitud. Eduardo Beiras García- Martí fue una figura clave en todo momento, al igual de Maximino Zumalave o la colaboración desinteresada de Xerardo Estévez, quien fuera alcalde compostelano y figura primordial para ubicar a nuestra ciudad en el ámbito internacional en lo que respeta a la cultura por sí misma, además de ocupar durante un tiempo la presidencia del “Curso Universitario Internacional de Música en Compostela”.

    Dos años agotadores sesgados sin posibilidad de culminar las reformas necesarias que clamaban por la vía de urgencia en cuanto a la imprescindible evolución y transformación desde los fundamentos de la convocatoria estival, urgida de innegociables remodelaciones. Xerardo Estévez anunció con tiempo suficiente, en la segunda semana de aquel curso, que renunciaba a las responsabilidades de la presidencia, y que sus pretensiones sobre el futuro inmediato, era otras. Un desencuentro sin posibilidad de llegar a buen puerto con el director Don Antonio Iglesias, supusieron la imposibilidad de continuar con el proyecto que tenía en mente. Todos hemos perdido a consecuencia de su renuncia, pero es tema y materia para un largo viraje hacia aquella etapa y quizás podamos encontrar una oportunidad para tratar este asunto. Quede el reconocimiento debido, con motivo de la conmemoración de los 25 años de la “RFG”, en las palabras de las dos gerentes, la de la orquesta, Sabela García Fonte y la del Consorcio, Belén Hernández Lafuente.

    EL “V Ciclo Ángel Brage”, nos dejó las visitas de Sebastian Knauer, Benjamin Grosvenor y Andrea Lucchesini, y buena fuentes de personas adscritas a la gerencia, recordaban que un ilustre como el austríaco Alfred Brendel, fue una de las ausencias posibles en incorporarse al elenco de sublimes solistas. Brendel, de gira por nuestro país, en el año que anunciaba su retirada definitiva del medio escénico, estuvo en agenda para que Compostela pudiese escucharle, a sabiendas de que el ciclo ya consolidado, gozaba de reclamo y garantías. El maestro Brendel, del que los buenos aficionados guardaban como oro en paño sus integrales de Beethoven y las sonatas schubertianas y los conciertos de Mozart, era hombre de inmensa cultura, y con preferencia por la arquitectura y las artes. Pudo venir entre otras razones, porque a su servicio se puso la ciudad y en concreto la Catedral, para descubrir sus secretos más íntimos. Desafortunadamente, y a consecuencia de ciertos imprevistos, el pianismo del maestro Brendel, se quedó en el limbo de las ensoñaciones.

    Sebastian Knauer, optó para su sesión por la “Suite inglesa, nº 2, en La m. BWV 807”, de J.S.Bach, la “Sonata para piano nº 17, en Re m. Op. 31/2 (La tempestad)”. La misma que arrastra la leyenda sobre su sentido y al que daría respuesta su biógrafo Anton Schindler para clarificar dudas en cuanto a su ideario estético. La contestación sería tajante: “Lea “La tempestad” de William Shakespeare, como origen de la misma, la importancia del destino y el contraste entre lo espiritual y lo temporal. Para completar, los “4 Impromtus D. 899”, de Franz Schubert.

    Knauer, alumno de de P.Entremont, Andràs Schiff, C.Eschenbach, Alexis Weissenberg o Karl-Heinz Kämmerling, tuvo su bautismo profesional siendo muy joven con el “Concierto para piano en Re M.”, de F.J.Haydn, en el Hamburgo Musikalle y pronto destacaría por sus giras europeas, comenzando por Venecia, en los Conciertos de la “RAI European”. Entre 1999-2002, abordó y dirigió los “27 Conciertos para piano”, de W.A.Mozart, con la “Hamburg Philharmonik O.”, recibiendo invitaciones desde entonces para asistir a grandes festivales y salas de concierto. También la música de cámara estaba entre sus preferencias, colaborando con Daniel Hope, el Aaron Quartett Wien, el cuarteto de la Berlin Philharmonic, John Neumeier, el “Ballet de Hamburgo”, y cantantes a la altura de Hermann Prey, Olaf Bär, Alban Gerdhardt, y el actor Klaus Mª Brandauer. Entre sus aportaciones discográficas, destacaban “East meets West”, con el citado Daniel Hope; el premiado con un “Grammy”, con la “Camerata de Salzburgo” y Sir Roger Norrington; “Bach & Sons”, con obras de la familia Bach, padre e hijos, realizado con la “O.C. de Zurich” y Sir Roger Norrington. A esas alturas, era director del “Festival Mozart- Augsburg”

    Benjamin Grosvesnor, talento precoz, se había formado en la Royal Accademy of Music, de Londres, y tuvo como maestros a Christopher Elton, Leif Ove Andnes, Stephen Houg y Amaldo Cohen, recibiendo las máximas calificaciones. Ganó a edad temprana, el “BBC Young Music Competition” que le permitirá colaborar con orquestas que iban desde la “New York P.O.”, a la “Tokyo S.”, la “London Philharmonic”, disfrutando de las direcciones de Andrew Boreyko, Vladimir Jurowski, Jiri Belohlavek o V.Ashkenay”, mientras cultivaba repertorios camerísticos: “Elias String Quartet”, el “Escher String Quartet”, “Endelion String Quaret”. Fue el músico británico más joven en firmar con el sello “Decca Classics”, con quien grabó el “Concierto nº 2 para piano”, de C.Saint Saëns y la “Royal Liverpool Philharmic, con James Judd, además de la “Rhapsodie in Blue”, de George Gershwin y el “Concierto para piano”, de M.Ravel. En esas fechas, había realizado una gira por Auditorios de nuestro país, estrenándose con la “ONE”, y las orquestas de Euzkadi.

    Programa ambicioso el suyo: Obras de J.S.Bach, partiendo de sonatas, preludios y hasta cantatas, en transcripciones que siempre resultan tentadoras, hablamos desde el maestro W.Kempff, un mito que llenará toda una época de la historia del piano, a W.Rummel, quien partiría de una cantata y un coral; A Silote, otro puntal histórico y C. Saint Saëns, que vendría por la “Sonata nº 3, para violín BWV 1005” y la “Cantata BWV 29 (Wir Danken Dir, Gott, Wir Danken Dir)”. Beethoven con la “Sonata nº 7”; Alexander Scriabin, siempre codiciado y en esa ocasión con un ramillete de mazurcas, para completar con un vals. La “Polonesa Op. 44”, de F.Chopin y para colofón, un arreglo de “El Danubio Azul”, realizado por A.Schulz-Evler.

    Andrea Lucchesini no estuvo menos locuaz en su entrega por las piezas elegidas en su variedad y muestrario. Domenico Scarlatti a buen gusto, con tres de sus sonatas que nos contemplaban desde el mundo clavecinístico y que en la actualidad reciben el consabido homenaje en su traslación al piano. Luciano Berio, la vanguardia incuestionable, es otro de los compositores que copan la atención de los intérpretes en sus actitudes estéticas, se trataba para el caso de un par de “Encores”: “Brin” y “Leaf” y un tercero: “Feuerklavier”, el título lo decía todo. La segunda parte dedicada a Beethoven en dos de las sonatas finales, obras de máxima exigencia y temple, tratándose de la “Sonatas nº 30, en Mi m. Op. 109” y la “Sonata nº 31, en La b M.Op. 110”. Agotadora sesión.

    Andrea Lucchesini, era un fiel colaborador de Luciano Berio, de quien grabó obras suyas como “Echoin Curves”, para el sello “BMG”, además de estrenar obras suyas, que editará con el sello “Avie”. Fue alumno de Maria Tipo, y ganó certámenes como el Concurso Internacional “Dino Ciani”, en el Teatro alla Scala, y el Internacional de la Academia Chigiana. Tuvo la fortuna de haber sido dirigido por maestros como D.Russell Davis, V.Juroswki, Claudio Abbado, Riccardo Chailly, Charles Dutoit, D.Gatti, G. Ferro, D.Harding o Gianandrea Noseda y Giuseppe Sinopoli. También la “EMI” le tuvo en cuenta para llevar a cabo trabajos discográficos que sería referencia, entre los que se encuentan la “Sonata Hammerklavier”, de L.v. Beethoven. En ese período mantenía una relación profesional con el chelista Mario Brunello e impartía la docencia en la “Scuola di Musica di Fiesole”, de la que fue nombrado director. En 2008, fue nombrado Académico de Sta Cecilia.

    01 abr 2021 / 01:00
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