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Vaya jaque

    HAY muchas maneras de jugar al ajedrez... Hay jugadores que prefieren jugar con blancas y los hay que prefieren jugar con negras. Hay jugadores que optan por desarrollar una estrategia defensiva y los hay que deciden adoptar movimientos ofensivos. Hay jugadores que coordinan actuaciones muy tácticas y meditadas y los hay que prefieren partidas mucho más rápidas e impulsivas. Y luego está Sánchez...

    Sánchez es un jugador impredecible. ¿Es bueno o malo?, te estarás preguntando. Probablemente sólo el tiempo lo dirá. Pero por ahora, éste no parece darle la razón. Aunque hay veces en que las partidas dan un vuelco. Y para vuelcos, ninguno como el cocinado en el tablero de la Moncloa el pasado fin de semana.

    Para empezar, el sacrificio de buena parte de los peones seguramente sea una sangría excesiva en una partida como la que estamos jugando, ¿no creen? No voy a decir que el relevo de Juan Carlos Campo no sea de justicia. Ni que el hastío de Pedro Duque no mereciera un cambio de pieza. Ni que la imagen de Rodríguez Uribes no precisada de un restiling. Ni que alguno de los despropósitos de Arantxa González Laya no aconsejara un sacrificio en exteriores. Quizá esos cuatro peones estaban abocados a una muerte anunciada; a una decapitación por decaimiento. Pero más difíciles de entender son los canjes de otras piezas de mayor envergadura...

    ¿Es Pilar Alegría el relevo al desgaste de la controvertida ley Celaá? ¿Es Isabel Rodríguez el castigo a Miquel Iceta por no haber conseguido fluidificar en mayor medida al desaguisado catalán? ¿Es Raquel Sánchez la puntilla a José Luis Ábalos por el desliz del Delcy-Gate? Es más. ¿Es el nuevo encumbramiento de las alcaldesas socialistas una estrategia de empoderamiento femenino, o se trata más bien de una táctica de empoderamiento del propio presidente al quitarse de en medio a algunos de los pesos pesados de su ejecutivo? Y es que hay sombras alargadas que hacen zozobrar a algunas otras piezas poco dispuestas a dejarse ensombrecer.

    ¿Era Iván Redondo una torre demasiado espigada para su rey? ¿Justifica su sombra el enroque de Sánchez con Félix Bolaños? ¿Es la marcha de Carmen un favor o un calvo a su gestión? Quien lo sabe. Lo que sabemos es que la reina Calviño es cada vez más reina. Los alfiles Díaz y Rivera velan cada vez más por los suyos. Y los caballos Montero y Belarra avanzan cual Babieca sobre un tablero en el que se afianzan Robles, Darias y Maroto, sobrevive Marlasca y se aferran Garzón, Castells y Montero ante la mirada de póquer de Escrivá y Planas. ¡Vaya jaque!

    15 jul 2021 / 01:00
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