Velázquez
y Picasso

RESULTA difícil encontrar unos marcos más adecuados para hacer las fotografías de grupo, en el Museo del Pra-do, de los jefes de Estado y
jefes de Gobierno, que han participado en la cumbre de la OTAN celebrada en Madrid, como la de sus acompañantes, con la reina Letizia como anfitriona, en el Museo Reina Sofía.

En tales imágenes España aporta, en estos días, ansiosos de paz en un contexto bélico, la muestra de la excelencia que dos obras maestras del arte –Las Meninas de Velázquez y el Guernica, de Picasso– suponen en relación con lo que es nuestro país, visto desde la perspectiva de su Cultura.

En Las Meninas –que atiende, también, al título de La
Familia de Felipe IV– se expresa, entre otros muchos contenidos, la paz de palacio, desde la óptica de la intimidad, en unos tiempos –esta obra se concluye en 1656– en los que los españoles vencieron, pre-cisamente en ese año, en Valenciennes, a los franceses, que pretendían hacerse con Flandes, el Franco Condado
y el Rosellón.

El Guernica –la imagen de la guerra por antonomasia–, en tanto, se presentó en
1937, en un tiempo también bélico, en la Exposición In-
ternacional de París de esa anualidad. Se mostraba, entonces, como un grito, desesperado, a las puertas del Pabellón de España.

¿Quién eligió tales fondos para estas dos fotografías? Quizás tuviese mucho que ver en ello Javier Solana, actual Presidente del Real Patronato del Museo del Prado. Entre sus méritos anteriores se encuentran el de haber sido secretario general de la OTAN y alto representante del Consejo para la Política Exterior y de Seguridad Común de la Unión Europea; tales credenciales le avalan y su parecer debió de ser considerado en esta causa común de la OTAN, con la guerra, tan cerca, y la paz, casi, como utopía.