Banderas de nuestros muertos

El National Mall, la Explanada Nacional norteamericana en el centro de Washington, se convierte en un cementerio de enseñas relucientes con sus barras y con sus estrellas. El país más poderoso del planeta, todavía, sumó ayer su víctima mortal número 200.000 por causa del coronarivus. Multiplica por más de tres las bajas del Ejército estadounidense en la Guerra de Vietnam. No está mal para un virus que el presidente Trump definía en marzo como una simple gripe o un catarro algo más fuerte de lo normal. Claro que, en la intimidad, el inquilino de la Casa Blanca ya conocía el idioma del covid. Lo supimos por Bob Woodward, que hundió a Nixon y ahora lo intenta con este Supertrump.