La calle es mía

Por desgracia, esta expresión tan posesiva, ¡la calle es mía!, la pronuncia demasiada gente y mucha de ella incluso se la cree de verdad. Es lo que le debió de ocurrir al individuo que bajó a una calle en la localidad murciana de Molina y quemó siete vehículos que estaban aparcados, como quien se fuma un pitillo. Un pitillo al que olvida apagar la colilla. Pero este sujeto lo que olvidó es apagar los cócteles molotov que llevaba encima. Aunque les parezca extraño, hay gente así, que nunca sale de casa sin unos oportunos cócteles molotov a mano. Entonces, le sobrevendría un cabreo circunstancial por cualquier nadería y lo pagaron los coches, dejando esta estampa tan típica de una calle en guerra. La guerra de Murcia. Lo que nos faltaba.