Ética en el precio del medicamento

DEMANDA Reflexionaba ayer el ministro de Ciencia e Innovación, Pedro Duque, sobre el problema que, sin dudas, más afecta a los ciudadanos de este planeta: la vacuna contra el covid-19. Lo hacía en una doble dirección; por un lado, sobre la capacidad de España para situarse en el pelotón de cabeza de los países con el fármaco, y por otro, acerca del mercadeo que empieza a aflorar, las farmacéuticas tienen famas de empresas voraces, sobre el precio de productos que sean efectivos. Sobre el primero de los asuntos, no tiene dudas de que cuatro o cinco firmas españoles empezarán a producir la vacuna en unos meses aunque habrá que comprobar su validez en medio del reto que supone sacarla al mercado en tan poco espacio de tiempo. Confiemos en ello.

En lo que se refiere al debate abierto por la estadounidense Gilead con esos más de dos mil euros en que sitúa el precio del Remdesivir, su fármaco estrella contra el coronavirus, Duque no duda de que “lo que necesiten los españoles, lo van a tener”, abriendo la puerta a que el Gobierno decida incluir en el catálogo de productos de la Seguridad Social.

Pero, por si acaso, pone la venda antes de la herida apelando a la complejidad del debate ético sobre cuánto debe costar un medicamento y reconociendo que la investigación hay que pagarla. Y muy bien, añadimos. Pero en situación como esta no sería justificable que se produzca un mercadeo.