Fase dos: la conquista del miedo

se le atribuye a Nelson Mandela la siguiente frase: “El hombre valiente no es el que no siente miedo, sino aquel que conquista el miedo”. Galicia entra hoy en una nueva fase del plan de transición hacia la nueva normalidad. Damos, sí, otro paso en la mal llamada desescalada hacia la vida tal y como la conocíamos antes del coronavirus. Aunque la realidad que era tardará aún en volver a ser o, quién sabe, no vuelva a ser jamás. Pero hoy habrá ya más comercios abiertos, más restaurantes funcionando, empezaremos a disfrutar de las playas, los institutos abrirán su puertas otra vez para los chavales de la ABAU y la FP, las bodas podrán celebrarse –sin desmadres en el convite, claro– y hasta a los muertos se les podrá despedir sin tanta soledad. El SARS-COV-2 sigue ahí. Cierto. Pero el sacrificio colectivo del confinamiento y la prudencia individual de la gran mayoría de ciudadanos ha permitido a España colocarse a un paso de subyugar, o al menos controlar, la pandemia del covid-19. El rastro que ha dejado nos permite afrontar esta nueva etapa con un arma poderosa: ya sabemos realmente el daño que puede causar. Conocemos el miedo. Lo padecemos. Y ahora, con el sentidiño siempre por delante, es tiempo de conquistarlo para empezar la otra gran batalla: doblegada la curva del coronavirus, toca dar la vuelta a la curva de la economía, evitar que esta se desplome al máximo y apuntalar la recuperación. Aunque pareciese un poco frívola en los tiempos que corren, con medio país sumido en ERTE y temblando ante la posibilidad de que miles de negocios no sobrevivan ni al confinamiento ni a la nueva realidad, en esta filosofía se enmarca la invitación que el presidente Sánchez ha hecho a los ciudadanos –a aquellos que puedan, claro está– a planificar sus vacaciones de este año. Según los nuevos cálculos del Banco de España, la perturbación económica que provocará el covid-19 llevará a una caída del producto interior bruto de entre el 9,5 % y el 12,4 % este año. Que la horquilla acabe en un extremo u otro del inevitable desastre y, sobre todo, que la recuperación que se prevé a partir de 2021 –entre el 6,1 % y el 8,5 % según las estimaciones de la autoridad financiera– dependerá de múltiples factores, como la política de ayuda a las empresas, el manejo de los ERTE, la estrategia fiscal, los planes contra la desigualdad social o la capacidad de la clase política para llegar a grandes acuerdos que perduren en el tiempo. La reactivación del consumo interno será sin duda otro de esos factores. Y es ahí, también, donde habrá que conquistar el miedo. La batalla es colectiva, pero también personal, e intransferible.