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Feijóo, Patxi López y lo que la gente pide

    de repente, tres voces autorizadas se alzan en medio del ruido y la crispación para advertirnos de que por ahí no, de que volvemos a las andadas –si es que alguna vez nos fuimos– y estamos a un suspiro del divorcio definitivo y traumático entre una clase política desquiciada y una ciudadanía estupefacta. Sobre ese espectáculo sonrojante se han pronunciado con indisimulada indignación Alberto Núñez Feijóo, Patxi López y Antonio Garamendi. El presidente de la Xunta vuelve a lucir su depurada técnica de esgrimista con estocadas certeras al Gobierno de coalición, pero también a la deriva cayetanista de su propio partido. Sus verdades del barquero conectan con la gente porque ponen voz a lo que muchos millones de españoles piensan. La hoja de ruta correcta es la que él plantea: gobernar y aproximar posturas con la oposición –diálogo, diálogo, diálogo– sin buscar provocaciones ni enfrentamientos, y sin espectáculos parlamentarios deplorables cuando en España aún están calientes los cadáveres de casi treinta mil fallecidos en una pandemia devastadora, y cuando millones de personas se enfrentan a un futuro preñado de incertidumbres. También toca la tecla correcta el presidente de la comisión parlamentaria de reconstrucción, que estalló –él y ya veremos si la propia comisión– tras el desagradable rifirrafe de Pablo Iglesias con Espinosa de los Monteros. “¿Para qué venimos aquí, para repetir insultos y descalificaciones?, ¿es que no estamos entendiendo nada de para qué estamos aquí, de lo que demanda la ciudadanía?”, abroncó. Como Feijóo, el político socialista conecta con lo que la gente espera, y no recibe, de una clase política desnortada, que es todo lo contrario a lo que hace, instalada en la crítica feroz y en el insulto destructivo. Y desde la sociedad civil enciende la luz roja el presidente de la patronal CEOE. Pide Antonio Garamendi que antes incluso de tejer un pacto de reconstrucción económica, que este país necesita como el aire que respiramos, se firme uno de reconstrucción política, porque el ejemplo que se está dando “sonroja”. Lo que hacen Feijóo, López y Garamendi es retratar con precisión milimétrica lo que la calle piensa, lo que la gente quiere. Inyectan sentidiño y hay que agradecerles que mantengan viva la esperanza en que otra manera de hacer política es posible, todavía. Se trata de poner los intereses generales por encima de los partidistas, ni más ni menos. ¿Serán capaces de entenderlo Pedro Sánchez, Pablo Casado y Pablo Iglesias?

    31 may 2020 / 00:04
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