Más peatones y menos coches

EL CORONAVIRUS ha traído consigo un sinfín de desgracias, pero al menos en Santiago nos dejará una cosa buena, la peatonalización parcial del Ensanche durante los fines de semana. El ensayo se puso en marcha hace un mes con el fin de revitalizar el comercio y la hostelería local cuando comenzó el proceso de desescalada y ahora, tras varios sábado y domingos de prueba, todo indica que la fórmula ha llegado para quedarse. Y a buen seguro será un error dar marcha atrás por las presiones de quienes se empeñan en coger el coche hasta para ir a comprar el pan al supermercado de la esquina. Pese a que un sector de la sociedad y del propio comercio siguen pensando que restringir la movilidad de automóviles perjudica la actividad económica basada en la proximidad, la realidad es tozuda e indica que ocurre todo lo contrario. ¿Por qué? Porque unas calles liberadas de tráfico animan a mucha más gente a salir de casa, el paseo se torna más tranquilo, los niños no tienen que ir constantemente cogidos de la mano y las personas mayores encuentran muchas más facilidades a la hora de cruzar a su ritmo y sin presiones. El resultado es que los viandantes, además de disfrutar más cuando salen a dar una vuelta, también paran más tiempo delante de los escaparates y se animan a comprar y a ‘terracear’. Eso es lo que ha ocurrido en todas las ciudades pioneras en poner en marcha espacios comerciales peatonales en zonas de muy alta densidad urbana y eso es lo que pasará también en el Ensanche compostelano en cuanto se promocione adecuadamente como lugar de compras y de bares ‘tranquilos’. ¿Es una operación dirigida a criminalizar el uso del coche, como denuncian algunos? En absoluto. Se trata, únicamente, de dar un nuevo aire a las ciudades durante los fines de semana. Ni más ni menos.

DEMETRIO PELÁEZ/Periodista