de la realidad

polémica ¿Qué tiene que ver que Cayetana Álvarez de Toledo sea marquesa, duquesa o plebeya con el cierre de Nissan en Barcelona o la crisis de Alcoa en A Mariña? ¿En qué contribuye que el padre de Pablo Iglesias haya militado en el FRAP en los 70 a combatir el covid–19? ¿Es positivo para España que se cuestione –nada menos que en las Cortes– si nuestra democracia tiene vuelta atrás? ¿Qué imagen de fiabilidad damos ante la UE cuando nos estamos jugando miles de millones de euros en un fondo para la reconstrucción? Éstas y otras preguntas son las que deberían estar haciéndose hoy los responsables del Gobierno y los partidos con representación parlamentaria después del bochornoso espectáculo ofrecido esta semana, no sólo tensionando el debate y cualquier posibilidad de acuerdo para superar el actual bache (y el que se avecina), sino también demostrando que el distanciamiento entre la política y la sociedad es a día de hoy total y absoluto. Y es que mientras los españoles están preocupados por poder volver a abrir sus negocios, mantener el empleo o en el peor de los casos cobrar el ERTE, sus señorías dedican horas a discutir sobre inquietantes planes de golpes de estado o reabrir heridas que estaban cerradas desde la época de la Transición. ¿Dónde quedó a estas alturas aquel espíritu de los Pactos de La Moncloa?. Todo apunta a que en el olvido. Una pena.