Afganistán, bosquejo histórico (I)

Para comprender la historia de Afganistán, como la de cualquier otro país, es necesario comenzar por su situación geográfica. Afganistán está situado entre los 29º 21’ y los 38º 30’ de latitud norte y entre los 60º 30’ y los 75º de longitud este. La distancia máxima de este a oeste es de 1.350 kilómetros, porque ya sólo la provincia oriental de Wakhan, por si sola tiene, una longitud de 300 kilómetros; y la mayor distancia entre el norte y el sur es de 900 kilómetros. Afganistán está situado en Asia central, y es un país claramente continental, a 450 kilómetros de distancia del mar.

Es una unidad política desde una época relativamente reciente, y su territorio actual estuvo divido durante largos períodos de la Antigüedad y la Edad Media entre diferentes países. Parte de sus regiones occidentales pertenecieron a Irán, y otras orientales a la India, estando gobernadas unas veces por príncipes afganos y otras por príncipes indios. Afganistán no llegó a ser un reino hasta 1747, cuando Ahmad Khan fue elegido rey. Pero en esa época las fronteras del reino fueron muy variables, y cabe señalar que hasta mediados del siglo XIX a Afganistán pertenecían grandes partes de lo que es el Pakistán occidental actual, incluyendo la provincia noroccidental del mismo y la importante ciudad de Peshawar, con sus distritos colindantes. Las fronteras actuales se establecieron a comienzos del siglo XIX. La frontera con el imperio británico en la India se estableció mediante un tratado en 1893, la frontera con Rusia en 1896, y la frontera con Irán fue delimitada por una comisión de cartógrafos elegida entre los dos países en los años 1903 y 1905.

Una vez que los rusos consiguieron conquistar la región de Turán del sur en la década de 1860, Afganistán se convirtió en gran medida en un estado tampón entre los imperios ruso y británico. Toda la historia moderna del país estuvo condicionada por este hecho, que fue la causa directa de las tres guerras con el Reino Unido: la de 1838-42, la de 1878-80 y 1919. Esta función de estado tampón de Afganistán se puede ver muy fácilmente en el trazado de sus fronteras. El ejemplo más claro es el extraño istmo de 300 kilómetros de largo y de entre 20 y 70 kilómetros de ancho que es la parte noreste del país y se extiende entre el Pamir y el Hindu Kush. Se trata de un territorio muy poco poblado y con una elevada altitud media que le fue impuesto en los años 1878-80 al rey afgano por los británicos a pesar de que él no tenía ningún interés en incorporar ese territorio. De este modo, Afganistán llegó a tener una frontera muy pequeña con el imperio chino entre la parte oriental de Whakam y la provincia de Sinkiang. La parte de Cachemira, de unos 50 kilómetros, que correspondía a la provincia de Whakam, le fue arrebatada por Pakistán.

La frontera norte con la antigua URSS, que hoy corresponde a Turkmenistán, Uzbekistán y Tayikistán, se extiende a lo largo del río Amu Daria, hasta llegar al curso del río Tedjen, a corta distancia de la frontera con Irán, que continúa en dirección sur pasando por el lago Namaskar hasta la región del Seistan, en la que confluyen las fronteras de Irán, Afganistán y Pakistán, en la región situada al oeste del gran lago salado Gaod-i-Zirreh. A partir de este punto, la frontera entre Afganistán y el antiguo Beluchistán se extiende en dirección oeste-este, siguiendo una gran línea divisoria fluvial formada por los montes Tchagai y llega al extremo norte del lago Hamoun-i-Lora. A continuación la frontera asciende rumbo norte llegando hasta Chaman, que es el gran punto de comunicación entre las regiones de Karachi, Sukkur, Sibi y Quetta. A partir de Chaman, la frontera vuelve a extenderse en dirección este hasta las montañas Suleiman, haciendo zigzag siguiendo el relieve, en dirección noreste hasta alcanzar el Hindu Kush y la provincia de Whakam. La superficie total de Afganistán es de 635.000 kilómetros cuadrados.

La prehistoria de Afganistán es muy mal conocida debido a la escasez de excavaciones y publicaciones. Cerca de Afganistán se situaron las antiguas culturas urbanas de Mohenjo Daro y Harappa, que desarrollaron grandes sistemas de agricultura de irrigación que luego se difundirían por todo el país y que son su característica geográfica más definida. Los pueblos más antiguos atestiguados por las fuentes históricas serían los pueblos turanios, que ocuparon el país en los dos últimos milenios antes de nuestra era. Sobre esos pueblos se impusieron las grandes inmigraciones de los pueblos iranios, que se desarrollaron a lo largo de muchos siglos hasta que, en el siglo VI a.C., Ciro incorporó Afganistán al imperio aquemenida. Bajo el reinado del rey persa Darío, siete de las veinte satrapías que formaban el imperio pertenecían al actual Afganistán, y constituían lo que en torno al año 500 a.C. se llamó “Ariana”. El gran profeta de la religión persa Zaratustra vivió y difundió su doctrina en el primer milenio antes de Cristo en la región de Afganistán que luego se llamó el reino de Bactriana, y desde allí se difundió en todas direcciones.