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Afganistán, bosquejo histórico (y IV)

Cuando en 1970 los comunistas tomaron el poder en Afganistán los muyaidines ya disfrutaban del apoyo de los EEUU. Como por aquel entonces la URSS y sus satélites eran el enemigo primordial de los EEUU se creyó que ese apoyo militar a los grupos islamistas de orientación anticomunista tenía un claro sentido estratégico. Ya desde 1979 estos grupos islamistas venían recibiendo cada vez más ayuda financiera y militar de parte de diferentes potencias, lo que llevó a un notorio incremento de la intensidad de las hostilidades contra el ejército soviético de ocupación, que culminó en el año 1981. La intensidad de los combates fue tal que cientos de miles de personas optaron por salir del país y refugiarse en Irán y Pakistán. Fue en esos países en los que nacieron los nuevos partidos políticos islamistas, formados por militantes que habían tomado las armas contra el ejército soviético, pasando así los muyaidines los brazos armados de esos nuevos partidos.

Al principio esa resistencia no se planteó como una revolución islamista, pero poco a poco comenzó a estar controlada por líderes religiosos y activistas políticos que vivían en Pakistán. Por aquel entonces no era capaz de ofrecer una resistencia efectiva contra el Ejército Rojo y el estado al que ese ejército estaba apoyando, pero poco a poco la revuelta fue tomando nuevas formas: revueltas locales dirigidas por líderes territoriales, motines militares, revueltas organizadas por islamistas, y en algunos casos también por nuevos militantes maoístas y todo tipo de líderes sin afiliación política definida.

Desde el momento en el que la facción Parcham tomó el poder, el gobierno se hizo cada vez más claramente pastún, y eso fue lo que motivó el alzamiento protagonizado por los hazaras y los nuristaníes. Al contrario que en Herat, en donde surgió un movimiento insurgente inspirado por la revolución iraní de 1979, y al contrario que otros grupos, también insurgentes, que se inspiraban en los partidos pakistaníes, y que por lo general se concentraban en Kabul, el levantamiento de los hazara no les supuso ningún beneficio, ya que justificó su exclusión del gobierno del país. Los pastunes, que monopolizaban el gobierno, no fueron capaces de ofrecer una respuesta rápida y eficaz, ante los rebeliones estudiantiles,, de trabajadores de todo tipo, de comerciantes y de gentes que se sentían amenazados por la política gubernamental. Todos estos grupos fueron movilizados por los líderes religiosos, y animados por los recuerdos gloriosos que todavía se recitaban en los viejos poemas épicos, que encauzaron una revuelta religiosa y patriótica global contra el gobierno instaurado por la URSS y defendido por el Ejército Rojo.

Comenzó una guerra civil protagonizada por múltiples agentes, nacionales y extranjeros, cada uno con sus propios intereses y su propia agenda, que llevó a una destrucción de gran parte de las infraestructuras del país. Como la invasión soviética no fue más que un episodio de la Guerra Fría, en ella los EEUU, junto a muchos países occidentales y varios países árabes intentaron frenar otro episodio más de difusión y exportación del comunismo. Para ello se hicieron generosísimas entregas de armas y dinero a los rebeldes y a los diferentes grupos de la resistencia, todos ellos divididos y enfrentados entre sí por razones étnicas, religiosas y por la pertenencia a distintos grupos tribales.

Los principales grupos no pastunes: tayikos, uzbekos y hazaras, formaron la Alianza del Norte para enfrentarse a los soviéticos. Pero una vez lograda su expulsión, el nuevo Estado Islámico de Afganistán (ISA), también conocido como “Gobierno muyaidin”, y básicamente controlado por la etnia tayika, comenzó a protagonizar nuevos episodios de violencia masiva, como la masacre de Afshar de 1993 en la ciudad de Kabul, de la que fueron víctimas los hazaras. Por esa y otra razones ese grupo y el grupo uzbeko comenzaron a mostrar su oposición al nuevo gobierno, y así se inició una nueva serie de enfrentamientos armados que causó la muerte de muchos miles de personas. Fue la crueldad y la dureza de esta guerra civil uno de los factores que permite explicar el ascenso de los talibanes en la escena política, en la que ofrecían la esperanza de traer la paz al país; algo que luego nunca ocurrió. A esos nuevos grupos talibanes se enfrentó la antigua Alianza del Norte, cuando el gobierno perdió el control de la capital, Kabul, en los años noventa.

Las raíces históricas del fenómeno talibán son muy complejas y profundas, pero no hay duda de que fue la invasión soviética lo que facilitó su acceso al poder, al generar una respuesta nacional y religiosa que intentase imponer una determinada identidad política y religiosa en Afganistán. Consecuencia de esa invasión fueron so éxodos hacia Irán y Pakistán. Y fue en Pakistán y en sus madrasas, financiadas por Arabia Saudí y otros países que apoyan el integrismo islámico, dónde los niños recibieron una formación religiosa que iba a convertirlos en yihadistas. Una educación que se recompensaba con el cobro de un salario mensual por estudiar en ellas. Allí se les enseñó a convertirse en Shahid (mártir en la búsqueda de Dios). Y a la vez que se les educaba en la estricta religión adquirían entrenamiento militar; estando así ya listos para ser reclutados por los partidos islamistas que iban a organizar la resistencia en Afganistán.

Tras la retirada soviética los talibanes, todos ellos pastunes, iniciaron una lucha contra todos los demás grupos rivales. Con la ayuda de los clérigos y basándose en su autoridad, consiguieron controla la mayor parte del país, bajo el estricta sombra de la ley islámica, la Sharía. Prohibieron la educación de la niñas, volvieron a implantar los castigos corporales en público tales como la fustigación, la lapidación y las amputaciones de distintos miembros. Destruyeron casi todo el patrimonio arqueológico; siendo el episodio de los Budas de Bamian un hecho más entre muchos otros. Practicaron la limpieza étnica en Mazar-e Sharif y Bamian, a la vez que dieron acogida a Al-Qaeda, cuando estaba planificando los atentados del 11-S, todo lo que precipitó la intervención de los EEUU y sus aliados de la OTAN, que puso fin al dominio talibán, renacido de nuevo en el verano de 2021.

09 nov 2021 / 01:00
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