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El rescate de los supervivientes de los seísmos en Turquía se complica por el frío y las réplicas

El último balance de fallecidos supera los 7.000 // Antakya, la antigua Antioquía, es una de las ciudades con más víctimas mortales

Las temperaturas bajo cero están complicando sobremanera la posibilidad de encontrar con vida a supervivientes del terremoto en Turquía y Siria. Si a medida que pasan las horas se agotan las posibilidades de encontrar a personas bajo los escombros con vida, el hecho de que los termómetros desciendan en algunos puntos hasta los diez grados negativos no favorece en absoluto las posibilidades de éxito.

Zekiye, de 80 años, está desubicada. A su alrededor, todo va muy deprisa. Hace más de un día que no duerme, después de que su vecina de abajo la rescatara tirándola por la ventana de su casa. Hace más de un día que esta vecina volvió a su piso, una vez rescatada Zekiye, para sacar su ropa y la de su amiga. Hace más de un día que la casa se derrumbó del todo. Zekiye estaba fuera; su vecina, no.

Hace más de un día, entonces, que la vecina ha muerto. Pero todo esto, Zekiye no lo sabe. Ella está aturdida, fuera de lugar. Su casa, donde ha vivido media vida, ya no existe, y su hija y nieta la han metido a la fuerza en su coche. Lo primero, escapar de Antioquía (Antakya), la ciudad en Turquía donde han muerto más personas por el terremoto del lunes por la madrugada.

Lo segundo, volver en sí. “Estamos todos en shock. Pero mi abuela está perdida. Esto ha sido horrible. Por suerte, ella pudo ser rescatada temprano. Pero mi prometido no consiguió escapar de su casa hasta la tarde del lunes. Pensábamos que había muerto. Por suerte estamos todos bien, pero ‘Antakya’ ahora ya no existe. Ya nada existe. Nuestro barrio entero es ahora un descampado de ruinas”, dice Meltem, la nieta de Zekiye.

En total, según los últimos recuentos,7.300 han perdido la vida or culpa de los seísmos. Los últimos datos apuntaban anoche a un total de 5.434 muertos en Turquía y otros 1.872 en Siria. De todas las muertes, casi mil han ocurrido en la misma ciudad, Antioquía, antigua cuna del cristianismo. Es en este lugar donde el apóstol Pablo empezó a predicar su nueva religión al mundo, escondido él y sus feligreses en cuevas cercanas al municipio.

La climatología adversa así como la posibilidad de réplicas hacen que las labores de rescate se estén llevando a cabo a contrarreloj. El último balance de fallecidos supera los 5.000; 3.500 en territorio turco y el resto en Siria.

Dormir... ¿dónde? Con las conexiones dañadas e internet casi caído en la región, para muchos, la única forma de saber qué hacer es la radio. Estos días de febrero, la zona duerme bajo cero, con heladas nocturnas e incluso nieve en algunas de las provincias afectadas.

Las temperaturas extremas afectan más a la zona turca castigada por el seísmo que a la siria. Muchos de los que han logrado salir con vida se encuentran en la calle con lo puesto y helados. Lo constatan las decenas de oenegés que trabajan en la zona. Save The Children ha hecho hincapié en los «miles de niños y niñas se han visto obligados a abandonar sus hogares en una noche helada y sin refugio». El director de esta organización en Turquía, Sasha Ekanayake, ha advertido de que los seísmos han dejado sin hogar a miles de personas en un contexto de «clima helado y tormentas de nueve», por lo que ha calificado de «crucial» que la comunidad internacional se movilice de inmediato.

Para el director para Oriente Próximo del Consejo Noruego para los Refugiados (NRC), Carsten Hansen, el terremoto ha tenido lugar en «el peor momento del año».

“Esto es un mensaje para toda la región. Por favor, no entren a sus domicilios. Procedemos a numerar todos los recintos habilitados para el refugio de nuestros ciudadanos: en la provincia de Adana, centro deportivo Nueva Adana, centro polideportivo multiusos Adana, centro cultural Mustafa Kemal Atatürk; en Antioquía, centro deportivo Mustafa Kemal, estadio deportivo Hatayspor, comandancia general de la gendarmería local...”. El anuncio es infinito, tan largo como los millones de personas que se han quedado al raso de la noche a la mañana.

En la comandancia, este martes por la tarde, el ritmo es frenético. Las ambulancias recorren las carreteras a todo gas. Cada pocos minutos, un helicóptero aterriza dentro del recinto policial, para luego salir disparado en la dirección contraria. Cientos se apilan alrededor de la zona, caminando y esperando a recibir, con suerte, alguna manta o bollo para pasar la noche y calmar el estómago. Los que tengan suerte dormirán en sus coches, parados en algún punto cercano o rumbo a las regiones no afectadas de Turquía. Los que no la tengan —y básicamente quienes no tengan los recursos para tener esa suerte— dormirán o lo intentarán alrededor de fogatas improvisadas en los campos de alrededor de la comandancia.

Ayuda humanitaria. «Diversos terremotos y réplicas ocurridos el lunes y ayer han dañado carreteras, pasos fronterizos e infraestructura trascendental, obstaculizando gravemente los esfuerzos humanitarios», alertó en un comunicado la directora del Comité Internacional de Rescate (IRC, en inglés) para Siria, Tanya Evans. Uno de los puntos estratégicos para la llegada de material de ayuda, el puerto de Iskenderun, ha tenido que cerrarse al tráfico marítimo por su mal estado. Alrededor de 60 satélites están monitorizando las poblaciones asoladas para determinar las zonas más adecuadas para intentar rescates. Los drones también están participando en este cometido.

08 feb 2023 / 06:00
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