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La Palma recuerda un año después la erupción del volcán

Algunos de los protagonistas revivieron el día con sentimientos encontrados tras el dolor

Ayer se cumplió exactamente un año del momento en el que el tiempo se detuvo en La Palma un domingo a las 15:11. En ese instante el suelo se abrió en la zona de Cabeza de Vaca, municipio de El Paso, donde surgió un volcán que le cambió la vida a muchos.

Quien más quien menos en esta isla de poco más de 84.000 habitantes recuerda con exactitud qué estaba haciendo entonces. Y es que hay acontecimientos que se graban a fuego en la memoria, individual y colectiva, marcando un antes y un después.

El presidente del Cabildo de La Palma, Mariano Hernández Zapata, y el director del dispositivo de emergencia, Miguel Ángel Morcuende, recuerdan que en la mañana del día 19 se reunió el comité de dirección del Plan de Emergencia Volcánica de Canarias (Pevolca).

Este organismo se había constituido porque ocho días antes había comenzado un enjambre sísmico en la zona sur de La Palma, con al menos seis episodios similares desde octubre de 2017. La diferencia es que esta vez los temblores eran más frecuentes, tenían más intensidad y eran más someros.

Por eso se había empezado a desalojar a las personas con movilidad reducida en las zonas donde supuestamente podía salir el volcán, en Jedey y Las Manchas, y días antes se habían celebrado reuniones con vecinos de esos y otros núcleos para darles indicaciones en caso de ser necesarias evacuaciones de emergencia.

“Los científicos decían que no había indicios suficientes para una erupción inminente”, apunta Zapata. “Quizá no teníamos la consciencia de que estuviera tan cercano” el desenlace aquella mañana, corrobora Morcuende.

Tanto es así que el presidente del Cabildo fue para su casa en Los Llanos, almorzó “tranquilo” con su familia y, cuando se disponía a hacer un poco de deporte, le llamó su pareja y le dijo: “¡Explotó!”. Su casa da para el volcán, aunque lo primero que hizo fue encender la televisión y al ver las imágenes se dio cuenta: “¡Pero si es aquí!”.

Protagonista de aquella retransmisión es la periodista de Televisión Canaria Magaly Cáceres, quien acompañada del cámara Braulio Carmona se había desplazado ese mediodía a Caños del Fuego, el centro de interpretación del volcán San Juan (1949).

Ambos se habían instalado en la cubierta del centro para preparar un directo cuando sintieron “una sacudida tan brusca” que el responsable de las instalaciones les indicó que bajaran.

La redactora cuenta que pidió a producción que estiraran un poco más el informativo para dar cuenta de que habían sentido “un movimiento brutal”. Y, cuando esperaban a que les dieran paso, se produjo la secuencia que ha dado la vuelta al mundo: ese momento en el que Braulio, el cámara, le avisa, ella se da la vuelta y grita: “¡Directo, directo!”.

En ese mismo punto, el vulcanólogo del Instituto Geográfico Nacional (IGN) Stavros Meletlidis fue también testigo directo de lo sucedido. Se había desplazado a La Palma cinco días antes y entre las tareas que tenía encomendadas estaba la búsqueda de una ubicación para el centro de atención y vigilancia volcánica. En cuanto escuchó “un estruendo” y vio la columna de humo elevarse al cielo, no tuvo ninguna duda.

En ese momento sintió “fascinación” por “el espectáculo” que estaba brindando la naturaleza y también “alivio”, porque “dentro de la ignorancia, de no saber las consecuencias posteriores, ya teníamos la respuesta a una de las preguntas que había que responder: el dónde”, detalla.

Meletlidis comenta que “mucha gente se sintió igual” en La Palma en esas primeras horas, tal y como comprobó al pasar por varios barrios que “hoy no existen”. “Se veía a la gente no celebrando, pero relativamente contenta. Se quitaron de encima esa incertidumbre”.

Quien no sintió alivio precisamente fue Miguel Ángel Morcuende, al que la erupción le cogió dando unas declaraciones a la prensa tras finalizar la reunión del comité de dirección del Pevolca. Como máximo responsable del dispositivo de emergencia lo que le asaltó fue “una sensación de estrés importante”.

“Había que evitar por todos los medios que hubiera víctimas entre los ciudadanos y el propio personal de emergencia”, apunta. Este es el primer caso en Europa de “un volcán urbano”, donde “una masa lávica avanza por lugares habitados”, y pese a ello, insiste, no hubo víctimas mortales.

20 sep 2022 / 00:47
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